Diario de Valladolid

Samaniego justificó la concesión de obras a empresas de su familia para evitar despidos

«Tengo que mirar por los míos», dijo ex jefe de Mantenimiento, según el testimonio del secretario del Ayuntamiento / Los letrados de la defensa atacan la falta de control municipal al existir más de 400 facturas sin visar, pero pagadas

Miguel Ángel Rodríguez Patín, Antonio Bernardo Samaniego, Luis Javier Samaniego y Luis Alberto Samaniego,  en el juicio.-J.M. LOSTAU

Miguel Ángel Rodríguez Patín, Antonio Bernardo Samaniego, Luis Javier Samaniego y Luis Alberto Samaniego, en el juicio.-J.M. LOSTAU

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Fernando Martín
Valladolid

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La escena se desarrolló un día sin determinar del mes de junio de 2014 en un despacho del Ayuntamiento. El secretario general del Consistorio, Valentín Merino, se reunió con el ya ex jefe de Mantenimiento, Luis Alberto Samaniego, para recabar explicaciones después de que en el mes de mayo se descubriera que 14 empresas del entorno familiar de este último -en una figuraba él como administrador y en otras su hijo, Luis Javier y un primo, Antonio Bernardo Samaniego- se habían beneficiado de la adjudicación de obras menores durante el periodo 2000-2014 por un importe estimado de 11 millones de euros.

Fue en este encuentro donde Samaniego pidió disculpas y alegó que lo había hecho -la concesión de obras a empresas de su entorno- para evitar despidos. Así lo relató ayer en el juicio el secretario general del Ayuntamiento y lo corroboró luego el interventor general, Rafael Salgado, testigos ambos en una sesión con diez declarantes que se prolongó por la tarde.

Según el testimonio de Merino, Samaniego «admitió la conexión, dijo que lo lamentaba y pidió disculpas», y añadió que la explicación que dio para su actuación fue que «lo había hecho por una cuestión social, para beneficiar a los trabajadores de esas empresas porque el descenso del trabajo llevaba a realizar despidos». Luego rubricó la explicación con una frase elocuente: «Yo tengo que mirar por los míos».

Aunque sin tanto detalle, el interventor ratificó la versión. Salgado confirmó que el ex jefe de Mantenimiento «pidió disculpas» y alegó que lo había hecho «para mantener a sus trabajadores». Los testimonios de ambos, el interventor y el secretario, fueron muy parejos. Los dos coincidieron en que Samaniego gozaba de una amplía «autonomía» para realizar su cometido como persona que llevaba muchos años en la casa y que «resolvía el trabajo», dijo Salgado. Tanta que, a preguntas del abogado del ex jefe de Mantenimiento, nadie supo explicar quién era el encargado de fiscalizar el trabajo que realizaba.

Pero el interventor municipal no tuvo duda al señalar que era el jefe de Mantenimiento el que elevaba la propuesta cuando, en los casos en los que los contratos superaban los 18.000 euros, el procedimiento obligaba a presentar la oferta de tres empresas. Tampoco la tuvo el secretario al asegurar que en la presentación de las ofertas siempre «prevalecía su criterio». Es decir que se le adjudicaba a la obra a la empresa sugerida por Samaniego.

El interventor, por su parte, añadió «era él», Samaniego, quien daba la conformidad a las facturas, aunque, y esta es otra de las cuestiones que no se aclaró, los letrados defensores del ex jefe de Mantenimiento y de su hijo, Luis Javier, también acusado, llamaron la atención sobre la existencia de más de 400 facturas, de las 1.300 analizadas, que no tienen ningún tipo de conformidad ni figura la firma del ex jefe de Mantenimiento. ¿Por qué se abonaron entonces? La pregunta no tuvo respuesta.

Cómo tampoco la hay para otro de los interrogantes que rodea el caso: ¿cómo es que nadie se percató de las adjudicaciones al grupo a las empresas de los Samaniego durante 14 años? El secretario admitió la existencia en aquellos años de «debilidades» en el sistema de control y el interventor relató que con anterioridad al estallido de lo que ya se conoce como ‘caso Samaniego’ observó que «siempre se contrataba con las mismas empresas» y le pidió al jefe de Mantenimiento «que debía ampliarse el espectro». Pero no fue hasta mayo de 2014 cuando la directora del departamento de Patrimonio del Ayuntamiento, Ana Page, testigo también ayer, se percató de que el teléfono de varias de las empresas adjudicatarias ere el mismo. «Empecé a mirar en google y le vi a él (Luis Alberto Samaniego) de administrador (en una de las empresas)». Así explicó Page cómo se descubrió al existencia de las 14 empresas del entorno de Samaniego adjudicatarias durante años de obras del Servicio de Mantenimiento.

Tras relatar que asustó se reunió con Samaniego, quien reaccionó de modo similar a como lo hizo ante el secretario y el interventor. «Estaba consternado, dijo que lo sentía mucho, que todo había ido creciendo y que tenía miedo de que le iban a pillar», dijo la directora de Patrimonio, quien subrayó que ya con anterioridad le había sugerido a Samaniego la necesidad de «racionalizar» el sistema operativo del Servicio de Mantemiento pero le dio «largas».

Page admitió que el Servicio de Mantenimiento depende «orgánicamente» de ella, pero negó que su cometido sea fiscalizar su trabajo y no encontró explicación para la existencia de más de 400 facturas sin visar, pero pagadas.

Las defensas de los acusados centraron su labor en tratar de demostrar la falta de supervisión en el trabajo del Servicio de Mantenimiento y en la intervención de más personas, más allá de Samaniego, en l cadena hasta la adjudicación de los contratos.

El fiscal pide para Luis Alberto Samaniego 11 años de cárcel por un delito continuado de falsedad en documento mercantil y 8 años para su hijo, Luis Javier, su primo, Antonio Bernardo Samaniego, y para el contable del grupo de empresas, Miguel Ángel Rodríguez Patín.

Un trabajador revela que observó cómo se destruía documentación

Entre los testigos que ofrecieron ayer su testimonio tres eran operarios que trabajaron durante años en las instalaciones que el Servicio de Mantenimiento tenía en la calle Las Eras. Dos de ellos pertenecían a una de las 14 empresas investigadas, pero acudíán cada día a la calle de Las Eras como si de dos trabajadores del Ayuntamiento se tratara. Un empleado del Servicio que trabajaba como oficial, testigo del ministerio público, relató que los operarios de las empresas del grupo de Samaniego «estuvieron varios años» y «utilizaban de todo, material y herramientas», pese a no estar contratados por el Ayuntamiento. Aseguró que la maquinaria del Servicio, de propiedad municipal, «se prestaban a las empresas» y fue después de que una de ellas se estropeara cuando comunicó a sus superiores lo que consideró que era una anomalía:el hecho de que se utilizara materia del Ayuntamiento por parte de empresas ajenas a la institución municipal. Fue este mismo operario el que explicó que a raíz de aparecer en la prensa la presunta trama para adjudicar contratos a las empresas de los Samaniego observó «mucha actividad y mucho documento destruido» en las instalaciones de la calle de Las Eras. Los dos trabajadores de las empresas del grupo Samaniego reconocieron que iban a trabajar al Servicio de Mantenimiento porque se lo mandaban sus superiores.

«No creo q ue el que distribuya el trabajo sea un subordinado»

Una de las líneas argumentales de la defensa, en especial del abogado de Luis Alberto Samaniego y del de su hijo Luis Javier, fue poner en tela de juicio que el ex jefe de Mantenimiento fuera el único responsable del reparto y adjudicación de las obras y apuntaron hacia el encargado del Servicio como la persona que también tenía entre sus atribuciones la de derivar trabajos. La pregunta la plantearon en reiteradas ocasiones durante la sesión y una de las destinatarias fue la directora del departamento de Patrimonio, Ana Page, de quien dependía Mantenimiento. Page admitió que no tenía muy claro cómo se organizaba el trabajo, el día a día en las instalaciones de Las Eras, pero señaló que Samaniego «era el responsable del centro» y añadió que no creía que quien distribuyera el trabajo «fuera un subordinado». Objetivo de las defensas fue también intentar demostrar la carencia de personal del Servicio de Mantenimiento para atender el volumen de trabajo que genera el Ayuntamiento y todas sus dependencias municipales, lo que obligaría, por tanto, a contratar con empresas externas. Empresas entre las que, según sostuvo el letrado del hijo de Samaniego, no estaban sólo las 14 investigadas sino una larga lista, de la que leyó una serie de nombres en un intento por desmontar que las sociedades de los familiares del grupo Samaniego fueran las únicas beneficiadas.

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