Diario de Valladolid

La nevera solidaria que lucha contra el despilfarro

La asociación Por un Futuro CyL coloca en su sede un frigorífico abierto a toda la sociedad para que los alimentos no acaben en la basura

Inauguración de la primera nevera solidaria de Castilla y León en la calle Veinte Metros.-ICAL

Inauguración de la primera nevera solidaria de Castilla y León en la calle Veinte Metros.-ICAL

Publicado por
Estibaliz Lera

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Sergio se va de vacaciones y de la compra semanal le han sobrado media docena de huevos, un tomate, dos pimientos, una bandeja de champiñones, un plato de guisantes y dos rodajas de piña. Lo primero que pasa por su mente es tirarlo porque cuando regrese no se podrá aprovechar. Igual que Sergio actúa Juan. Y Javier. Y Laura. 1.300 millones de toneladas de comida acaban en la basura, un tercio de la producción total, según la FAO. Educar en preferencias es vital para mejorar la nutrición pero a la hora de comprar no siempre se acierta con las cantidades.

Ahora imaginen que existiera un lugar donde depositar todo eso y que otra persona lo pudiera aprovechar sin preguntas, sin miradas indiscretas ni consejos lanzados al aire. Pues existe. La Nevera Solidaria es una cadena de franquicias gratuitas que lucha contra el despilfarro alimentario. Una iniciativa que nació en el País Vasco y que ayer llegó a la calle Veinte Metros. La primera nevera solidaria de Castilla y León –y la número 24 de España– se instaló en la sede de la asociación Por un Futuro CyL.

Los primeros inquilinos de este frigorífico fueron 30 pizzas, limones, patatas, cebollas, leche, tarros de conserva... Duraron poco tiempo en las baldas. Operación completada con éxito. La meta es que la comida desaparezca lo antes posible porque así no terminará en el contenedor que es lo que se quiere evitar a toda costa con este proyecto.

Cualquier alimento es bienvenido pero los que más llegan a estas neveras, según cuenta la voluntaria Raquel Hernández, son yogures, fruta, sobras de comida de los comedores y los restaurantes... Tanto productos frescos como preparados. Estos últimos irán acompañado de una pegatina que especifique la fecha de elaboración y los ingredientes que contienen.

De momento, para todos los interesados que quieran ir a dejar o coger comida pueden hacerlo por las mañanas de 10,00 a 13,30 horas y los lunes y jueves de 10,00 a 18,00 horas. «Queremos ver cómo funciona», expone muy emocionada, ya que han sido seis meses de duro trabajo para conseguir un local de acuerdo a sus posibilidades económicas y una nevera modesta.

Sostiene que en otras comunidades autónomas esta iniciativa funciona muy bien y cuenta con el respaldo de organismos públicos. De hecho, algunas situadas en el País Vasco llegan a rellenarse hasta tres veces. «No se trata de donar alimentos, sino de evitar el despilfarro», recalca la voluntaria de Por un Futuro CyL.

¿Cómo funciona? Por un lado, están los depositantes: personas, comercios, restaurantes o entidades que aportan alimentos. Por otro, los receptores, quienes se aprovechan de los productos que se encuentran en la nevera. Dos piezas de un puzle que sólo funciona cuando la gente actúa.

«Es totalmente anónimo». No se piden datos a ninguna de las partes. Y es que, según relata, aún hay personas que no se atreven a pedir por el miedo al qué dirán los demás. En la sede Por un Futuro CyL nadie pedirá explicaciones. Sólo hace falta acercarse a su sede y dejar o coger lo que quieran. «Es verdad que vigilaremos que alguien no se lleve todo», subraya.

En otras localidades se coloca en la calle, pero en Valladolid optaron por hacerlo dentro para evitar el vandalismo y que todo terminará en la basura. Gracias a las neveras solidarias se calcula que cada una de ellas recupera al mes unos 300 kilos de alimentos. Un paso muy importante, ya que no es sólo el dinero que se ahorra (que es mucho) sino la energía y los recursos naturales utilizados en su producción.

Poco a poco, la asociación, que trabaja por la integración y ayuda a personas en riesgo de exclusión, quiere que más personas se sumen a la iniciativa. Ya se lo han comentado a un párroco de la zona, a la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y a una asociación de personas con discapacidad. En esta línea, Raquel Hernández comenta que es interesante para comedores o restaurantes. «Todo lo que sobre de los menús pueden traerlo aquí».

Para poder hacer frente a los gastos realizan talleres de reciclaje para personas en riesgo de exclusión social. Todas las creaciones se venden. Además, los participantes aprenden a hacerlo y pueden, en un futuro, dedicarse a ello y venderlo. Confeccionan pendientes, cojines con jerséis viejos... En Navidad y en cumpleaños reparten juguetes entre los más pequeños. Su meta: ayudar a los que más lo necesitan y proteger el medio ambiente.

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