Diario de Valladolid

Excelencia al galope

La yeguada Torreduero (Valladolid) proporciona 35 caballos de los 65 que salen a subasta en el Hipódromo de la Zarzuela

El director de la yeguada Torreduero Jose Hormaeche observa a uno de sus potros durante la subasta de yearlings en el Hipódromo de la Zarzuela.-ICAL

El director de la yeguada Torreduero Jose Hormaeche observa a uno de sus potros durante la subasta de yearlings en el Hipódromo de la Zarzuela.-ICAL

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Redacción de Valladolid
Valladolid

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Mañana de muchos nervios, después de una semana de tensión en la yeguada de Torreduero. No es para menos. Después de muchos meses de trabajo hoy es la subasta de ejemplares de pura sangre en el hipódromo de la Zarzuela, la cita anual más importante de la hípica española y la que define y marca el año en todo el sector. Torreduero, la más importante referencia equina de España, aporta 35 de las 65 caballos que hoy están en puja.

A pocos kilómetros de Torrecilla de la Abadesa, la senda del Duero alberga un paraíso en el que las yeguas trotan en libertad junto a sus potros, ejemplares de pura sangre inglés destinados a cabalgar hacia la victoria en las carreras. El artífice de este particular edén hípico es el empresario bilbaino José Hormaeche, presidente de la Asociación del Jockey Club, que adquirió en 2014 las 90 hectáreas que componen la finca para criar ejemplares campeones. Torreduero se ubica en el antiguo monasterio de Santa María de Ribas de Duero, cuyos terrenos han sido cuna de caballos de carreras de forma intermitente desde 1982.

Hormaeche fue el director técnico de la exitosa yeguada de Dehesa Milagro, en Navarra. “Al separarme de mi socio, Felipe Hinojosa, necesitaba un nuevo lugar donde seguir criando. Ya conocía de la existencia de esta finca desde los años 80, sabía que se criaba bien y, aunque estaba un poco abandonada, merecía la pena recuperarla. Y aquí estamos”, rememora orgullos el criador, al que acompañan en esta andadura su esposa Idoia, veterinaria como él, su hijo Borja y el socio capitalista Iñigo Gómez de Pineda.

Actualmente, la yeguada cuenta con 150 ejemplares que se reparten entre la finca de Torrecilla de la Abadesa, con capacidad para un centenar de boxes; en Sieteiglesias de Trabancos, donde tiene alquiladas 70 hectáreas, y otras 12 en Argüero (Asturias). La yeguada Torreduero proporciona 35 caballos de los 65 que salen hoy a subasta en el Hipódromo de la Zarzuela, de los que 22 son hembras y 13 machos. En las carreras de caballos compiten todos por igual.

La particular orografía del terreno, fértiles praderas flanqueadas por frondosos fresnos; los cortados que protegen del viento del norte y el paso del río Duero hacen que se forme un microclima que alivia los rigores del invierno castellano, creando un entorno ideal para la cría de estos caballos. Según Hormaeche, la peor época es el verano: “Lo ideal será trasladar a los potros a la finca de Argüero en mayo, para aprovechar los inviernos secos de Torre Duero y la suavidad de las temperaturas estivales de Asturias”.

Además de estas condiciones favorables, el éxito de la cría de los caballos de carreras se basa en la elección de los mejores ejemplares para su reproducción. En palabras del empresario, son tres los parámetros que debe cumplir una yegua de cría, “debe ser buena corriendo, con una buena conformación anatómica y pertenecer a una familia ganadora”. “Adquirimos las yeguas en subastas, la mayor parte de ellas en el extranjero, las buenas en el hipódromo, pero no más de tres o cuatro dado que el mercado en España es pequeño. En el caso de los sementales es más complicado porque solo los caballos buenos de verdad pasan a serlo, los nuestros los adquirimos en el extranjero. Los sementales no pueden fallar, dado que van a engendrar 200 hijos. Si el semental es malo, vas a tener 200 potros malos”, desliza.

TRES SEMENTALES EN TORREDUERO 

El tesoro de una yeguada son sus sementales. En Torreduero cuentan con tres, ‘Abdel’, ‘Lighting Moon’y ‘Noozho Canarias’, un ejemplar que ha protagonizado grandes victorias internacionales y del que el próximo año nacerán sus primeros potros. La vida de estos caballos transcurre sin sobresaltos hasta la época de monta, que se prolonga de febrero a las primeras semanas de junio. Se ejercitan en el picadero y sus cuadras se sitúan separadas del resto, son la élite de la yeguada.

Once meses después de la cubrición, bajo la atenta supervisión de Idoa, esposa de José Hormaeche, y dos veterinarios, un potrillo dará sus primeros pasos en las parideras. Le espera el cobijo de la yeguada y los fértiles pastos de la finca, de los que disfrutará hasta que cumpla 18 meses. Los denominados ‘yearlings’ se preparan para la subasta durante los tres meses previos a la fecha indicada.

Una tenue claridad tiñe el cielo a las siete de la mañana, cuando comienza la jornada en la finca. La mayor carga de trabajo que supone la preparación de los potros para la subasta implica un aumento de la plantilla en Torreduero.

A los trabajadores habituales, Cayo, Diego, Afkir Miguel y Borja este año se han sumado Paolo, Davide y Julia. Esta última, una joven de 20 años, es la benjamina del grupo. Monta a caballo, aspira a convertirse en preparadora y quiere conocer todo el proceso que implica la cría caballar hasta llegar al hipódromo. “Guillermo Arizkorreta-un primer figura en el mundo de los entrenadores- me aconsejó venir a Torreduero para aprender”asegura Julia mientras arregla a los potros.

Una vez cepillados y con las herraduras limpias, los caballos se conducen en grupos de seis hacia el caminador; un auténtico carrusel deportivo en el que los equinos realizan su ejercicio diario: 40 minutos al ritmo que les marca la máquina, trote rápido y paseo. Algunos cocean la placa que les impone la velocidad, pero “todos salen mucho más tranquilos”, según sus cuidadores tras la sesión de gimnasia. Ellos mientras tanto limpian las cuadras, sustituyendo el heno del día anterior con paladas de pasto y alfalfa fresca que proporcionan una cama confortable a los caballos.

“El caballo es un animal casi perfecto, hecho para correr. En la yeguada convives con ellos 24 horas al día. Es una forma de vida, exige una dedicación total. Vives un poco al margen de la realidad, dado que estás fuera de las ciudades, pero las ventajas son un montón y los inconvenientes ninguno”, asevera Hormaeche, que añade que se han adaptado sin problemas a la vida en Torrecilla de la Abadesa.

“Tordesillas y Valladolid están muy bien. Los fines de semana acudimos al hipódromo de La Zarzuela o a San Sebastián”, explica. Allí realizan el seguimiento de la trayectoria de los ejemplares criados por ellos. Cuantas más carreras ganan, más caballos venden. Hormaeche tiene claro que el objetivo es criar el mejor caballo de Europa, un ejemplar espectacular que llegue a ganar en las carreras de Inglaterra y que esperan tener ya el próximo año. Ategorrieta, Gormaz, Vetona o Parsifal (que en 2015 fue subastado por 60.000 euros) son algunos de los nombres de los caballos criados en Torreduero que actualmente cosechan victorias en el turf (término inglés para denominar al césped de las carreras de caballos).

UNA SUBASTA PROPICIA

En el traslado de los potros toda la plantilla arrima el hombro con el propietario de la yeguada al frente del proceso. Tras aplicar esparadrapo en las patas delanteras para evitar que pierdan las herraduras y colocar las cabezadas a los caballos, les sacan de las cuadras para llevarlos al camión en perfecta sincronía. Es la última tanda de siete potros que parten hacia Madrid. El nerviosismo de los animales aumenta y se generan momentos de tensión, pero sorprende la fluidez con la que se van colocando en el vehículo. Este año, en palabras de los trabajadores de la yeguada, “se ha dado muy bien”.

La subasta supone el punto cumbre del año dado que en un solo día se pueden llegan a recibir tres cuartas partes de los ingresos de la yeguada, donde además de la cría se realizan servicios de pensión para otros caballos. Teniendo en cuenta que el coste de cría de cada potro hasta que va a subasta puede alcalzar los 12.000 euros, “lo ideal es que haya un 40 por ciento de animales pensionados en la yeguada para sostener el mantenimiento de la cría”, concluye Hormaeche.

En 2017, los resultados de la subasta no fueron los esperados en Torreduero: “Si fallan los ocho o diez compradores habituales las ventas se reducen y la subasta queda floja, pero pueden llegar otros nuevos que hacen que sean espectaculares. Este año parece que hay más interés, es prometedor que acuda gente nueva al hipódromo. En Inglaterra hay subastas de mil caballos, en La Zarzuela se subastan alrededor de 70 y más de la mitad han sido criados por nosotros”. En 2015, un ejemplar de la finca se subastó por 75.000 euros y este año esperan sobrepasar esa cifra. Este año participan 15 yeguadas en la subasta, con una puja inicial de 5.000 euros.

La subasta ha terminado en el Hipódromo de la Zarzuela y José Hormaeche se muestra satisfecho con los resultados obtenidos, los 23 ejemplares vendidos han sumado unas ventas de más de 400.000 euros. A pesar de que considera que no se han cubierto las expectativas con los ejemplares de la parte mediana y baja "los caballos caros se han vendido bien", como en el caso del potro número 68, que ha alcanzado una puja de 60.000 euros, la máxima de la jornada.

Ahora los compradores darán nombre a sus nuevos caballos. Muchos de los potros regresarán a Torreduero para recibir nociones básicas de doma y después volverán al hipódromo donde les prepararán para su destino: cabalgar hasta dominar el ránking del turf.

 

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