Diario de Valladolid

Átomos con núcleo vallisoletano

La científica vallisoletana Mónica Pérez-Temprano se convierte, gracias a su investigación en química organometálica, en la primera española en conseguir estar entre los doce mejores talentos mundiales, según la American Chemical Society

La doctora vallisoletana Mónica Pérez-Temprano se ha convertido en una de las promesas mundiales de la química.-EL MUNDO

La doctora vallisoletana Mónica Pérez-Temprano se ha convertido en una de las promesas mundiales de la química.-EL MUNDO

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Guillermo Sanz

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No todas las científicas jugaban de pequeñas a ser Marie Curie. Algunas miraban su foto desde la distancia, sabiendo que desde la casilla de salida que marcó para miles de mujeres la científica polaca se pueden iniciar rutas hacia otras direcciones. Es el caso de la vallisoletana Mónica Pérez-Temprano, que ayer fue reconocida en Boston como uno de los doce talentos mundiales en investigación química, un reconocimiento otorgado ayer en Boston por la prestigiosa revista Chemical & Engineering News de la American Chemical Society (ACS).

La niña que se preguntaba cómo funcionaban las cosas llevó esa curiosidad al terreno de la ciencia y desde ahí ha crecido hasta convertirse en uno de los nombres propios de la química nacional y ahora internacional. «La química está en todas partes. Todo está hecho con moléculas y átomos y eso me apasionaba», confiesa la científica vallisoletana, group leader del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ), donde desarrolla su trabajo desde 2015.

La labor que desarrolla en el ICIQ, donde desembarcó a mediados de 2015 después de varios años completando su formación en la Universidad de Michigan (Estados Unidos) bajo la tutela de Melani Sandford, la han colocado entre los doce talentos mundiales en el mundo de la química. Una terna en la que estuvieron presentes 350 candidatos; jóvenes talentos de todos los puntos del planeta que buscan soluciones a los desafíos que la C&EN describe como los más problemáticos dentro del campo de la investigación química.

Tal vez el elemento catalizador de este importante reconocimiento resida en la ilusión con la que Mónica Pérez-Temprano habla de su proyecto y de su campo de trabajo; un terreno que la vallisoletana ha cultivado desde que se graduaba (como segunda mejor nota de su promoción en la Universidad de Valladolid) y desde que comenzara su postgrado (en el que se doctoró Cum Laude) en el Instituto Universitario CINQUIMA: la química organometálica, una disciplina que estudia las transformaciones químicas que implican un enlace entre un metal y un átomo de carbono.

«Desde un principio mi tesis se centró en la síntesis de reacciones orgánicas y a cómo funcionan esas reacciones», relata la científica, que explica la esencia de este trabajo:«Normalmente se intenta entender cómo funcionan las reacciones exitosas, pero en mi grupo le hemos dado una vuelta de tuerca», relata. «En una reacción se busca ir de A a D, pero las cosas no son tan simples. Se puede ir de A a D, pero en el medio está B y C. Si no funciona es porque B y C no lo hacen. Conocer el problema y solucionarlo es nuestro trabajo», asegura Mónica Pérez-Temprano. En síntesis, se produce una especie de ‘reciclaje’. No se tira a la basura el trabajo por completo si una reacción no funciona, sino que se descubre hasta qué punto ha funcionado para hacer útil ese trabajo realizado. «Dentro del error hay un acierto. Nosotros nos movemos en una escala de grises», asegura la científica, líder de un proyecto que puede «ayudar a ahorrar dinero y recursos y a descubrir nuevas reacciones.Aunque ahora sólo trabajamos en laboratorio, puede ser aplicable a cualquier rama de la química; por eso creemos tanto en lo que trabajamos, porque esto puede ser la punta del iceberg», promete la doctora.

Su trabajo se baña ahora en luces del flash, el reconocimiento de la publicación de la ACS es un respaldo a su trabajo. «Creo que es el premio a una filosofía de pensar fuera de la caja. Hay que estrujarse el cerebro para pensar qué puedo aportar en la química y cómo hacerlo en mi país. Hay que ser innovador y en mi etapa en EE.UU. aprendí que puedo poner mi granito de arena», reconoce la doctora.

La química entiende el premio como «algo colectivo. Tiene muchos trocitos. A veces es fácil desanimarse y ha habido mucha gente que me ha cogido la mano y me ha dicho: sí puedes. Familia, amigos, mis profesores Pablo Espinet y Juan Casares, mi mentora Melani Sandford, y sobre todo a mis estudiantes, que se han unido a una chica que tenía cuando volvió a España mucha ilusión pero poco que ofrecer y han creído en ello a muerte», destaca una científica que se ha convertido en mentora, una vocación que la llena tanto como la ciencia: «Saber que puedo dar un futuro a mis estudiantes a cambiar la vida de personas como otros cambiaron la mía es algo impresionante», concluye la doctora.

EL TALENTO FUGADO QUE VOLVIÓ A CASA

Una alumna ejemplar . Lo fue en el colegio Lourdes y después en la Universidad de Ciencias de Valladolid, donde se graduó como segunda mejor de su promoción enQuímica, doctorándose con summa cum laude.

Etapa en EE.UU . Viajó a Michigan para completar sus estudios en química organometálica. Durante casi cuatro años dirigió investigaciones e impartió algunas clases.

Vuelta a España . En 2015 se convirtió en una de las mujeres más jóvenes (tiene 35 años) en liderar un grupo de trabajo. Lo hace en el ICIQ.

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