El sello que engloba la esencia de la tierra

Durante mucho tiempo coleccionar sellos era una afición mayoritaria. Muchas personas se afanaban en guardar estas imágenes poco comunes para la posteridad. Sin embargo, la filatelia se ha convertido en un pasatiempo con tintes vetustos que es seguido por personas de mayor edad, que poco a poco se van despidiendo sin relevo generacional. Algunos de estos tesoros llevan sin ver la luz demasiado tiempo.

Huyen del polvo y de cualquier agente que pudiera estropearlos. Son joyas demasiado preciadas para salir del armario. Otros, por el contrario, son menos delicados y sirven para rememorar referencias e historias únicas que merecen ser contadas una y otra vez.

A este último bando pertenece el sello que Correos presentó ayer en el Palacio de Pimentel para rendir homenaje a la provincia vallisoletana. La ilustración, que irá impresa en todas las cartas que se envíen durante un mes a cualquier punto de España, recoge su arquitectura, sus paisajes y sus tradiciones.

El presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, mostró su agradecimiento por contar con Valladolid para una nueva emisión de la serie 12 meses, 12 sellos, 12 provincias. Y más por hacerlo en el mes de julio cuando los campos de cebada se están recolectando. «El sello es un instagram actualizado que muestra los principales aspectos de la sociedad en un territorio», afirmó para, a continuación, añadir que este sello «compendia muy bien» lo que es como provincia y ciudad.

Está compuesto por una composición de imágenes que forman las letras mayúsculas VA, recordando las antiguas matrículas de los vehículos y que muestran algunos de los atractivos vallisoletanos. También hay un guiño a la bandera con el color carmesí de la franja inferior.

El protagonista del fondo es la Casa de la Beneficencia, que celebra esta semana su bicentenario. A su pies están los campos de trigo, uno de los cultivos más característicos de esta zona. El interior de las letras VA lo ocupan importantes referentes como son el Teatro Calderón, un edificio que presenta al mundo innumerables espectáculos y, sobre todo, acoge un evento muy destacado a nivel internacional: la Seminci; el Archivo General de Simancas, que alberga uno de los conjuntos documentales más importantes de Europa; El Tratado de Tordesillas; la concentración motera de Pingüinos; el traje regional; Urueña, la única Villa del Libro de España; la ardilla; el sarcófago del Infante Don Alfonso, muestra impresionante de la carpintería mudéjar; el Canal de Castilla, una de las obras de ingeniería hidráulica más relevantes de su época; la mano de las siete doncellas de Simancas; el pan lechuguino, con su peculiar dibujo circular, y la barrica para la crianza de los afamados vinos de la tierra.

Precisamente, Carnero se quedó con estos dos últimos elementos, ya que, a su juicio, son «los más identitarios» de los vallisoletanos. «Lo fueron todo, lo son y lo serán», adelantó antes de felicitar a la Casa de la Beneficencia por esos 200 años como institución «fundamental y señera». Aprovechó la ocasión para ensalzar a Correos, ya que, según aseguró, se ha actualizado acorde a los tiempos» y ha sabido «poner en valor todo lo nuestro».

El acto contó con la presencia del director territorial de Correos, Ángel Pérez, quien reconoció que «no es nada sencillo representar en una superficie como la de un sello la historia de la provincia y la realidad del momento actual». Detalle que, tal y como expuso, podrían ocupar «horas y horas de tertulia». «Los sellos nos permiten hacen un recorrido por la historia de nuestra cultura», apostilló.

Pérez comentó que en Valladolid trabajan 670 personas para que todos los días los ciudadanos puedan tener las cartas en casa. A pesar de los tiempos, dijo que Correos «sigue siendo la principal empresa de paquetería del país». «Damos una buena calidad y ponemos ilusión en cada paso».

A la presentación también acudieron la subdelegada del Gobierno, Helena Caballero; la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, y el director de la Fábrica de la Moneda y Timbre, Ángel Nieto.