Diario de Valladolid

El Rey emérito se da un Capricho

En medio del escándalo por las grabaciones a su amiga Corinna se escapa al templo mundial del buey de Jiménez de Jamuz / «Hace tiempo que quería venir a probar esta carne», confesó

-EL MUNDO

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Íñigo Arrúe
Valladolid

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No hay mejor refugio que una buena comida. Y si es con la carne de buey más selecta del mundo, éxito asegurado. El Rey emérito se ‘escapó’ ayer al restaurante ‘El Capricho’ de Jiménez de Jamuz (León) para cumplir un deseo, confesó, que perseguía desde hace tiempo: comer la carne de buey más excelente del mundo.

Llegó pasadas las dos de la tarde con tres amigos y personal de seguridad. Tras una breve visita a la cercana finca donde descansan los colosales bueyes, don Juan Carlos, se dejó llevar y degustó el menú de campanillas de la casa: chuletón, cecina de buey, carpaccio, tartar de buey y morcilla de buey, todo ello regado con los siguientes vinos: tinto crianza 2015 Prieto Picudo El Capricho (D.O. Vino de León) que elabora para el restaurante la bodega Fuentes del Silencio;Masuria 2008 y El Capricho El Chano (2016). Agradecido, el monarca emérito aseguró que «había oído hablar mucho» desde hace tiempo de El Capricho y de sus chuletas de fama planetaria. «Tenía muchas ganas de probar su carne», reiteró.

Don Juan Carlos, que siempre ha escogido los mejores restaurantes en sus viajes, caso de Arzak, Rekondo, Mugaritz o Martín Berasategui en sus visitas a los festejos taurinos de agosto en San Sebastián de los últimos años, seguramente no pasó por alto el último reconocimiento internacional a El Capricho, restaurante que proyecta abrir en 2019 un negocio dedicado a la sublime exaltación del buey en Tokio.

Hace una semana el templo de José Gordón Ferrero conquistó la portada del Wall Street Journal con su chuletón de kobe. «Un paraíso bovino libre de tratamientos herbicidas y pedicuras» es el entorno en el que se crían los bueyes de Kobe de El Capricho, sentenció el crítico Oliver Griffin.

No ha sido la primera vez que toca el cielo con su presencia en las mejores publicaciones del mundo. La revista Times ya se deshizo antes en elogios al santuario del buey. Adoble página, la periodista gastronómica Lydia Ioi destacó la elaboración del plato con carne que llegaba cruda a la mesa y que ella misma se preparaba luego en un plato de barro caliente.

La revista Men’s Vogue se pronunció casi en los mismos parámetros laudatorios y destacó que la carne de esta bodega es «incomparable y primordial».

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