Diario de Valladolid

El alcalde de Valladolid presume de haber mejorado la ciudad en todo frente a la ‘nostalgia’ del PP

En el balance de sus tres años de mandato admite, como autocrítica, la lentitud en los trámites

Puente explica el balance de su gestión con Antonio Gato, Ana Redondo y Manuel Saravia detrás.-E. M.

Puente explica el balance de su gestión con Antonio Gato, Ana Redondo y Manuel Saravia detrás.-E. M.

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Fernando Martín
Valladolid

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El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, defendió ayer la gestión de su equipo de gobierno durante los tres años de mandato que lleva al frente del Ayuntamiento para hacer una ciudad «mejor en todos los parámetros posibles, medibles y no medibles».

El mismo día que se cumplían tres años desde que tomó posesión como regidor, Puente y los ocho ediles con ‘cartera’, los que tienen área asignada, comparecieron para hacer balance. Fue un anticipo del debate sobre el estado de la ciudad que se celebrará el próximo martes y el nuevo Valladolid que dibujaron en sus intervenciones después de tres años fue el de una urbe dinámica, con menos paro, más creación de empresas, con unas cuentas saneadas, menos presión fiscal sobre sus vecinos, más transparente en la gestión municipal y con un refuerzo en las medidas sociales.

La guinda la puso la concejala de Cultura, Ana Redondo, cuando dijo que Valladolid ha pasado de ser «una ciudad hosca, antipática, a la que no venía gente, a ser una ciudad amable, cosmopolita». Aseguró Redondo que la capital vallisoletana «ha dejado de ser una ciudad de segunda» e incluso en asuntos como el turismo de interior juega «en la champions».

Con este balance no es de extrañar que Puente se mostrara convencido de que van «en la dirección adecuada» y en la única alusión que hizo al PP y a su visión catastrofista de estos tres años señaló que mientras él y su equipo se limitan a explicar lo que han hecho y a «hablar del presente y el futuro, y como mucho, del pasado inmediato, lo de ellos es más nostalgia que otra cosa de un tiempo que no volverá».

Puente se pronunciaba así un día después de que el portavoz del Grupo Municipal Popular, José Antonio Martínez Bermejo, defendiera la transformación de la ciudad acometida por el PP durante sus veinte años al frente del Ayuntamiento y anunciara que preparan «la segunda gran transformación», convencidos de que recuperarán la alcaldía en mayo de 2019.

Uno por uno, los concejales pasaron por el atril montado en el salón de recepciones del Ayuntamiento para explicar lo más destacado de su gestión.

El de Urbanismo, Manuel Saravia, puso el énfasis en el «nuevo estilo» de gobierno, marcado, dijo, por «la voluntad de cercanía, el compromiso de información y de apertura a todos los ciudadanos» El edil de Hacienda, AntonioGato, subrayó la creación de 1.900 puestos de trabajo con el plan de empleo, el programa del retorno del talento, la caída de la deuda por debajo de los 100 millones y la situación saneada de las cuentas «para afrontar con tranquilidad el futuro».

La recuperación de la gestión pública del servicio del agua fue, como era previsible, uno de las medidas que destacó la edil de Medio Ambiente y Sostenibilidad, María Sánchez. Aseguró que Valladolid «comienza a ser un referente verde» e incluyó en su repaso la rehabilitación del mercado del Val, iniciado en la etapa anterior, y el del Campillo. Admitió que «falta mucho por hacer» y aquí citó la necesidad de mejorar la recuperación de residuos.

La incorporación de nuevos bomberos y policías municipales, la renovación de la flota de Auvasa y la ampliación de la gratuidad del autobús hasta los 12 años fueron algunas de las medidas que mencionó el concejal de Seguridad y Movilidad, Luis Vélez, quien anunció que el plan de movilidad, el famoso Pimussva que le reclaman desde la oposición, estará «en unos meses».

Hubo pocas concesiones a la autocrítica en el balance de estos tres años. El alcalde admitió que la administración municipal es lenta y el concejal de Urbanismo reconoció que anunciar fechas y plazos de obras no es lo suyo. Saravia admitió que se requiere «más ligereza en las actuaciones», aunque lo atribuyó a que no son «profesionales» sino «aficionados». Pero se obviaron los asuntos más polémicos, los de siempre: el Campus de la Justicia y tampoco se mencionó en ningún momento la palabra soterramiento.

Con todo, el alcalde se mostró convencido de que la mayoría de las actuaciones comprometidas estarán terminadas «o encarriladas» en el año de mandato que resta por delante. Con la vista puesta ya en las elecciones del próximo año, Puente dijo que si todo transcurre como hasta ahora podrán «decir a la gente que su voto sirvió para cambiar la ciudad» y él podrá «mirar a la cara a los vecinos».

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