Cine sobre pedales energéticos
Isabel y Carmelo viajan por varios países africanos en bici proyectando películas
Isabel Segura y Carmelo López, en uno de los caminos de Senegal.-CINECICLETA
La humanidad es un rasgo, en teoría, inherente a las personas. Sin embargo, en unos países los valores humanos se han mantenido mejor que en otros. «A esta gente les recibimos como les recibimos en Europa, y ellos y sus madres lo saben. Aun así nos acogen con el mismo cariño y nos miman, y eso nos hace reflexionar», comenta Carmelo López, uno de los integrantes de Cinecicleta, un proyecto que ha recorrido una docena de países africanos en bicicleta.
«Da un poco de vergüenza ajena. Nosotros les damos una patada cuando vienen a buscarse la vida y ellos nos tratan como si fuéramos de la familia», añade la otra mitad de Cinecicleta, Isabel Segura. Juntos, ofrecieron durante dos años en pueblos y ciudades españolas y africanas cine a cambio de un sitio donde dormir y alimento «como los titiriteros». «Muchos adolescentes se peleaban por pedalear y demostrar su fortaleza física», recuerda Carmelo.
Después de su visita a Burgos la semana pasada, ambos viajeros explicaron ayer su experiencia de primera mano en el Palacio de Santa Cruz de Valladolid.
Inspirado en las Misiones Pedagógicas de la Segunda República , Carmelo quiso aprovechar sus viajes por el mundo en bicicleta para hacer algo similar. Esta especie de ‘escuela ambulante’ acercó a 7.000 pueblos bibliotecas, reproducciones de cuadros a escala natural, música, cine o teatro. Ayllón (Segovia) fue precisamente el primer destino de estas Misiones Pedagógicas.
Carmelo contactó en 2012 con varios ingenieros españoles para proponerles su idea. Un aparato que permitiera crear la energía suficiente para reproducir una película o un corto sin necesidad de enchufes, puesto que pretendía viajar a lugares sin corriente eléctrica.
Hasta 2015 no se inventó ese objeto que se basaba, como no podía ser de otro modo, en una bicicleta. «Isabel fue la que encontró el primer equipo de este estilo, en Londres», comenta Carmelo.
Antes de su viaje ciclero, Carmelo e Isabel fueron «a mendigar películas» al Festival de cine africano Fespaco de Ouagadougou (Burkina Faso), donde «no hubo ningún problema». También proyectan cintas españolas de cineastas como Javier Fesser (Binta y La Gran Idea, Bienvenido) grabados en África, documentales, cine mudo o incluso animado. «El objetivo era que entendiesen el cine, intercalar la sorpresa con la diversión. Por eso si la mayoría no hablaban una lengua colonial [francés, inglés, portugués o español], emitíamos una película muda», explica Carmelo.
Así que en agosto de 2015, decidieron dejar Madrid y bajar en diez o quince días hasta el continente africano en bici. «En lugar de hacer los 700 kilómetros previstos, hicimos 1.500 y tardamos tres meses, porque Cinecicleta fue muy bien recibida», explica Carmelo.
Una vez cruzado el mar Mediterráneo, recorrieron con 80 y 65 kilos de equipaje y material, Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania, Senegal, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Mali, Burkina Faso y Togo. «En África Occidental, zona de influencia islámica, hemos sido tratados como reyes», explica Carmelo. «En Togo, donde hay población cristiana y musulmana, buscábamos mezquitas en vez de iglesias para preguntar dónde dormir por su hospitalidad», añade Isabel.
Un avión les llevó a Kenia por la inestabilidad política de los países centroafricanos y de allí fueron hasta Tanzania, Mozambique y Madagascar. «En esos países hay más influencia cristiana, y eso se nota. No te dejan colgados, pero tampoco te dejan entrar en su casa», matiza Carmelo.
La experiencia fue tan «alucinante» que ya están preparando otro gran viaje, quién sabe si a América Latina o a Asia Central. Lo que sí tienen claro es que este verano recorrerán los pueblos de España. Los municipios interesados podrán contactar con Cinecicleta y así ellos podrán llevar el cine sobre pedales energéticos a todos los sitios posibles, bajo el temido sol o las lluvias torrenciales.