Rivero destaca la contribución de Castilla y León a la civilización con la universidad y las Cortes

El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, destacó hoy que la contribución de Castilla y León a la civilización está en la universidad y las Cortes y recalcó la presencia del Estudio Salmantino “en todos los grandes momentos del devenir democrático” de la Comunidad.

Rivero recogió la Medalla de Oro de las Cortes y agradeció el reconocimiento a una institución “ocho veces centenaria” que celebra este año su creación en 1218, impulsada por un monarca leonés, Alfonso IX, “loable, lucido y de extraordinaria visión”. Al respecto, reseñó que el rey fundó escuelas en Salamanca y convocó las primeras Cortes, la primera manifestación del parlamentarismo en León.

Fue un monarca preocupado tanto por fomentar la producción agrícola y ganadera, con trigo y vid que convirtió la Comunidad en tierra de “finos caldos y hogazas”; como las necesidades espirituales, “el afán de conocimiento y reflexión” de la universidad, y la democracia de las asambleas. Todo para el mejor comprender la realidad y el mejor decidir democráticamente. “Ahí está nuestra contribución a la civilización, la universidad y las Cortes”, sentenció.

Ricardo Rivero defendió que la Autonomía de Castilla y León ha contribuido a 35 años de paz y avances económicos y sociales, con derechos impensables cuando se inició la discusión democrática en los años 80. Se trata, dijo, de un periodo en el que la Usal siempre ha estado trabajando por Castilla y León, y afirmó que su ley básica se podría llamar el “Estatuto de Salamanca” porque el primer comentario sobre el mismo fue escrito por profesores de la Usal, y el 27 de junio de 1983 el texto se suscribió en la capital salmantina en la Casa Arzonispo Fonseca.

Ricardo Rivero afirmó que la Universidad de Salamanca vuelca todos sus esfuerzos científicos al “servicio de esta tierra”, desde la enseñanza del español, a las matemáticas y la sociología, la medicina y la geografía, entre otras. “Formamos parte de la tierra, el saber y la inteligencia colectiva del Parlamento y la Universidad”, resumió.

El rector recalcó que la mejor versión de la institución académica es la que está unida “a la libertad, a la democracia”, y recalcó que desde su claustro siempre han mostrado los mejores principios y valores de Castilla y León, una tierra de “libertades y autonomía” que desde “Brañosera hasta Villalar” ganó su autogobierno.

El rector recordó que las “cumbres” del pensamiento castellano y leonés encontraron su sitio en la Usal, donde estudiaron y enseñaron en una “casa del saber universal”. En este sentido, recordó al abulense de Cebreros Adolfo Suárez; a la berciana Gloria Begué, al palentino Ramón Carande; al vallisoletano Miguel Delibes; al segoviano Juan Arias Dávila; al soriano Pedro de Osma; al zamorano Claudio Rodríguez; y al burgalés Francisco de Vitoria. Asimismo, recordó a ilustres que llegaron desde otros territorios, como Miguel de Unamuno.

Riveró remarcó que la Usal se “entrevera con la Autonomía” tanto en el siglo XIII como en el XVI, como en el XIX, el XX y el XXI. Aclaró que los “sabios” de la Usal se adelantaron “varios siglos” a la defensa de la soberanía popular, de los derechos humanos y al reconocimiento de los otros, desde el movimiento comunero a su defensa del derecho de gentes. “El respeto a la dignidad de las personas, siempre primero, por encima de cualquier proyecto político e ideológico”, dijo.

Ricardo Rivero expuso que desde la Usal marcaron la redacción de la primera Constitución de 1812 y participaron en la de 1931, aunque, después,“muchos sufrieron los desmanes del conflicto civil” contra el que clamó Unamuno con el famoso: “Vencer no es convencer”. Asimismo, jugaron un papel decisivo en la de 1978, cuando regresó la democracia a España, en la que participaron perfiles de todo tipo, “mujeres y hombres de izquierdas y derechas, de sindicatos e iglesias”, muchos vinculados en la Usal.

Por último, afirmó que la Medalla de Oro de las Cortes es “para quienes investigan cada día, respondiendo a las necesidades y el afán de conocimiento” de la sociedad, y para los profesores que forman “a los mejores profesionales que saldrán de las aulas”. “Élites intelectuales salidas de las familias de Castilla y León, de España y de todo el mundo”, concluyó.