La viviendas nuevas autorizadas este año triplican ya las de 2016

Las grúas para la construcción de viviendas, casi desaparecidas durante los últimos años, vuelven a verse en el paisaje urbano de Valladolid. La gráfica que refleja la evolución del sector de la construcción en la última década es muy parecida al recorrido de una montaña rusa. Empieza en lo más alto en 2007, el año previo al estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis, con 2.500 viviendas autorizadas por el Ayuntamiento, para caer a 1.000 en 2008; un descenso que acabó en una caída vertiginosa. Después de seis años planos, con subidas y bajadas suaves que arrojan una media de cien viviendas anuales, el trazado vuelve a remontar, aunque está por saber hasta dónde.

Por el momento, cuando todavía faltan dos meses para terminar 2017, ya se han concedido licencias para 412 viviendas. Son el triple de las 143 que se autorizaron el pasado año y, ya metidos en comparaciones estadísticas, multiplican por cuatro la media de los seis últimos años. De todos, el peor fue 2015 con licencias para 96 viviendas, la primera vez en mucho tiempo que se bajaba del centenar.

El repunte del sector de la construcción es un hecho, aunque las cifras siguen muy lejos de los años previos a la crisis y todo indica que no se alcanzarán aquellos niveles, por encima de las necesidades reales de una ciudad como Valladolid.

Hasta el 2007 las viviendas nuevas autorizadas cada año en la capital vallisoletana se contaban por miles. Eran los tiempos en los que allá donde de mirase, por encima de los tejados, se observaba era un bosque de grúas. Los planes para desarrollos urbanísticos, incluso en zonas alejadas del extrarradio de la ciudad, surgieron como hongos. Aquel fue el último año de la fiebre del ladrillo y el comienzo de una larga travesía para la que, a la vista de los datos de los diez primeros meses de 2017, parece que se atisba un final. La previsión es que en los próximos ejercicios se autoricen, salvo una marcha atrás en la recuperación económica, entre 500 y 1.000 viviendas al año, un volumen que se considera el ajustado.

Lo más significativo de este repunte, todavía tímido, al que apuntan los datos de 2017 es que después de mucho tiempo los promotores se interesan por la vivienda de protección. De las 412 viviendas autorizadas por el Ayuntamiento en lo que va de año, 82, casi el 25%, son de protección oficial. La junta de gobierno municipal aprobó la licencia para este lote de VPO, una sorpresa tanto por la modalidad de viviendas como por el número, en su reunión del pasado día 18. La empresa concesionaria es Espacio Valdebebas del Mediterráneo, S.L.U., que tiene previsto construir estas 82 viviendas, trasteros y garajes en una parcela del plan parcial ‘Los Viveros’, en concreto entre las calles Jardines de la Granja de San Ildefonso, Jardines de Central Park y calle Jardines de Sabatini.

El plan ‘Los Viveros’ es uno de los que sobrevive a la poda realizada por el nuevo equipo de gobierno municipal en el proceso de revisión del Plan General de Ordenación Urbana, el PGOU, pendiente de aprobación. En materia de vivienda, la filosofía del nuevo plan pasa por construir en los espacios que todavía existen en la ciudad y suprimir los planes que había elaborados para miles de pisos y casas en la periferia.

En busca de esa ciudad compacta, como se recoge en el plan, buena parte de las viviendas autorizadas en lo que va de año se concentran en la zona de El Peral, Parquesol, y en el entorno de la Avenida de Salamanca y del Paseo de Zorrilla.

La incógnita de las viviendas que siguen vacías en la ciudad

Es la pregunta del millón y sigue sin respuesta pese a que las cifras que se manejan son muy dispares. ¿Cuántas viviendas vacías hay en Valladolid? Y de éstas, ¿cuántas son nuevas? Pese a que tras el boom de la construcción y la crisis que siguió, con una caída de las ventas también en picado, muchas de las viviendas nuevas quedaron cerradas a la espera de mejores tiempos, fuentes del sector calculaban el pasado año que oscilaban entre 1.500 y 2.000 las que seguían sin vender: menos de las que se autorizaban en un año en los tiempos previos al estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero lo cierto es que no hay datos fiables. Muy por encima de estos cálculos, algunos cifran en unas 20.000 las que están sin ocupar, incluidas aquí las nuevas y las de construcción antigua, aunque estas últimas serían mayoría. Pero tampoco hay un estudio serio para apoyar estas estimaciones. Lo que sí confirman las estadísticas es que la venta de viviendas está también al alza y que la demanda vuelve a tener pulso tras años es estado de coma. Aunque todavía con precaución, los ciudadanos vuelven a comprar viviendas. Y un dato más que confirma la recuperación del sector es el tirón que tiene la construcción en el descenso del desempleo. Un tirón que no se debe a la obra pública sino a la promoción de nuevas viviendas.