Antonio García Quintana y Federico Landrove regresan al Ayuntamiento de Valladolid

Los retratos de Antonio García Quintana y Federico Landrove Moiño, alcaldes socialistas durante la IIRepública, cuelgan desde ayer junto a los de Tomás Rodríguez Bolaños y Francisco Javier León de la Riva, los dos primeros regidores democráticos después de la caída el régimen franquista.

Ocho décadas después del fusilamiento de García Quintana el 8 de octubre de 1937 y de la muerte de Federico Landrove, en junio de 1938, en la cárcel de Segovia, el Ayuntamiento rindió ayer homenaje, con la participación de todos los grupos municipales, a los dos alcaldes en un acto celebrado en el salón de plenos; el mismo lugar en el que un consejo de guerra condenó a García Quintana al paredón de fusilamiento.

Recordó el regidor que ahora ocupa la alcaldía, Óscar Puente, que el Ayuntamiento debía este homenaje a sus dos antecesores para recordar «en sede municipal» su memoria, denunciar «la barbarie que acabó con sus vidas y reivindicar el clima de libertad en el que quieren vivir la mayoría de los españoles», pero también como acto de desagravio a sus familiares.

Algunos estaban entre los invitados al salón de plenos. Un nieto de Federico Landrove dedicó unas breves palabras a honrar la memoria y el ejemplo de su abuelo y de García Quintana. Desde Puerto Rico, una hija y una nieta de este último enviaron un escrito, leído en el salón de plenos, para reivindicar también, desde la lejanía, la labor de su padre y abuelo, agradecer que el nombre de García Quintana lo lleve un colegio público de la ciudad, dirigido en su día por Landrove, y recordar los lazos que mantienen a ambas unidas a Valladolid pese a la distancia que las separa de la capital vallisoletana.

La semblanza de los dos alcaldes socialistas represaliados durante la guerra civil corrió a cargo del historiador Enrique Berzal de la Rosa. Berzal destacó la «respetabilidad profesional de ambos» y su rectitud moral «insobornable». En el caso de García Quintana citó sus esfuerzos, durante sus dos breves etapas al frente de la alcaldía, para extender la educación pública mediante la creación de colegios, la apertura de comedores escolares y la concesión de becas para alumnos de la clase obrera. Sobre el final de ambos, no dudó al señalar que «la represión de ambos pretendía que fuera ejemplarizante».

Empezó entonces el turno de los portavoces municipales. El concejal no adscrito, Jesús Presencio, elogió la labor de ambos alcaldes en favor de la educación pública y universal, mientras la portavoz de Ciudadanos, Pilar Vicente, quiso honrar «la memoria de quienes murieron por defender sus ideas» y pidió que «las diferencias no vuelvan a nublar la razón».

La portavoz de Sí se Puede, Rosario Chávez, reiteró, en una tónica que se repitió durante el acto, la contribución tanto de García Quintana como de Landrove para mejorar la educación y recordó que todavía hay «muchos represaliados del franquismo que esperan justicia».

En nombre del grupo Valladolid Toma la Palabra, María Sánchez lamentó que se «hayan tardado cuarenta años» en realizar un homenaje a los dos alcaldes de la República y destacó que ambos «ejemplifican la lucha por la igualdad y la universalización de la justicia».

El presidente del Grupo Municipal Popular, José Antonio Martínez Bermejo, dijo que «nadie debería morir por sus ideas» y advirtió contra las fronteras, las barreras, y «la superioridad de unos sobre otros», como los primeros pasos «hacia la diferencia, la disputa que deriva hacia el odio, y tras el odio, terrible ponzoña, la violencia y la venganza». Como antídotos, propuso Martínez Bermejo «el respeto a lo distinto, a las ideas del otro» y la «concordia».

En el turno del portavoz del PSOE, Pedro Herrero, éste señaló que el mejor homenaje que se les puede hacer, más allá del rendido ayer en el Ayuntamiento, es que el ejemplo de García Quintana y Landrove, «dos alcaldes honrados que fueron elegidos democráticamente» sirva de lección a todos.

Herrero, en una clara alusión a las palabras del presidente del Grupo Popular en la toma de investidura de Puente, pidió que «nunca más» se vuelva a escuchar hablar en el Ayuntamiento de «guerracivilismo».