Diario de Valladolid

UN HOMBRE | UN TRUCO | MIGUELILLO

«Muy pronto haré desaparecer el Acueducto de Segovia»

El mago Miguelillo, con un juego de cartas, en un descanso de la grabación realizada en la ciudad de Burgos para su serie de viajes y magia, que acaba de estrenar la televisión nacional.-ARGICOMUNICACIÓN

El mago Miguelillo, con un juego de cartas, en un descanso de la grabación realizada en la ciudad de Burgos para su serie de viajes y magia, que acaba de estrenar la televisión nacional.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Acaba de estrenar ‘Un país Mágico’, una curiosa crónica viajera que se emite todos los sábados por la tarde en la segunda cadena de la televisión pública. Miguel Romero, Miguelillo, tiene claras raíces zamoranas. Es un mago veterano con cartera propia de trucos. Pasó por la Universidad de Salamanca y se diplomó en Educación Física, formándose más tarde en Psicología, animación sociocultural, coaching e inteligencia emocional. Dice que bebe de las fuentes de la psicología para proyectar al público sus mensajes y sonrisas. Vive uno de los momentos más dulces de su carrera.

Pregunta.- Nada por aquí, nada por allá… ¿Qué le gustaría hacer desaparecer?

Respuesta.- A toda la gente que genera odio en los demás.

P.- Zamorano, ¿hasta dónde?

R.- Me gusta decir que soy de Castilla y León porque he tenido la fortuna de vivir en varias provincias, como Palencia, Salamanca y Zamora. Mucha gente me vincula a Zamora porque es ahí donde he echado raíces.

P.- El mago viaja para hacer magia, pero en su caso hace magia del viaje. ¿Cómo es eso?

R.- El programa de televisión que acabamos de estrenar es de viajes y, haciendo propio eso de que la “felicidad no es el destino, sino el camino”, aquí se ha cumplido, porque la magia acompaña al viaje. Los lugares y las personas que hemos conocido son lo mejor de todo. Aunque hemos rodado por toda España, en esta primera temporada aparecen Burgos, Palencia, Zamora, Salamanca y Valladolid.

P.- Dígame cinco lugares mágicos de Castilla y León.

R- ¡Qué difícil! Pero me voy a mojar: Venta de Baños, en Palencia, porque allí estudié y empecé a formarme como persona; cualquier rincón de la ciudad de Palencia, porque allí fui al instituto; Gomecello, en La Armuña de Salamanca, por su paisaje; Zamora ciudad y el parque de Valorio; y Casaseca de Campeán, también en Zamora.

P.- Magia en la tele… ¿es menos magia?

R.- A veces no. La magia debe guardar ciertos criterios de ética y honestidad, para que la gente que está en casa vea lo mismo que si estuviera frente al mago.

P.- ¡Hasta magia con el móvil!

R.- Desde luego, las nuevas tecnologías son el presente; me encanta hacer magia con aplicaciones.

P.- Ha convertido su pasión en profesión, ¿se puede vivir de la magia?

R.- Me di cuenta de ello cuando pagué mi primera cuota de autónomo, y de eso hace 16 años.

P.- Dígame una buena razón para desvelar un truco.

R.- Pues que se consiguiera generar un bien individual o grupal. Pero nunca se debe revelar eso que la gente llama ‘truco’: detrás de él hay muchas horas de ingenio, técnica, creatividad y trabajo.

P.- ¿Qué hacemos con los que quieren descubrir el truco y se olvidan de disfrutar?

R.- Un profesor de magia decía que, si alguien te pregunta por él, lo mejor que puedes hacer es desvelárselo con detalle y resumir los tres meses de preparación en dos horas de explicación. Si es capaz de escucharte las dos horas seguidas, es merecedor de saberlo.

P.- ¿Cuántas veces se ha visto en un aprieto?

R.- Cuando he tenido algún fallo no me ha importado reconocerlo, incluso he recibido después un aplauso más grande. Hombre, si en un espectáculo con ocho efectos fallan cinco, eso no tiene ninguna justificación. Pero si alguno no sale bien al 100%, no pasa nada.

P.- ¿Quién cree más en la magia, los niños o los mayores?

R.- Cuando la magia nació, no lo hizo pensando en los niños, sino en los adultos. La magia es un lenguaje universal y está dirigida a todos los públicos, lo mismo que el amor.

P.- Pero dicen que el hombre de nuestro tiempo ha perdido la ilusión…

R.- Y no me extraña. Yo subo al escenario e intento que la gente se evada de sus preocupaciones. He estudiado bastante el tema de la comunicación y voy entendiendo los mecanismos mágicos que llevan a la conexión entre las personas.

P.- Échele una flor a colegas del gremio, ¿a quién admira?

R.- A muchísima gente. A Jorge Blass, por haber sido uno de los primeros magos que se preocupó en teatralizar los efectos de magia usando iluminación, sonido, puesta en escena o atrezzo; a Miguel Ángel Gea, por ser uno de los magos más espectaculares en las distancias cortas; a mi amigo Paco González, que ha rediseñado la magia de lo ritual, enlazándola con la filosofía, un concepto súper espectacular… Cualquier persona que se dedique a esto y se lo trabaje, aunque luego en el escenario no funcione, tiene todos mis respetos y mi admiración.

P.- Hablando de colegas, Copperfield hizo desaparecer la Estatua de la Libertad. ¿Lo intentaría con algo más pequeño… digamos la estatua de Viriato, de Zamora?

R.- Para la segunda temporada de televisión tenemos algo preparado, pero en Segovia. Muy pronto haré desaparecer el Acueducto; al menos, lo intentaré.

P.- ¿Un mago es un artista?

R.- Un mago completo, desde luego que sí.

P.- Al igual que cualquier otra disciplina artística, ¿hay magia clásica y magia vanguardista?

R.- Sí. A veces he llevado los clásicos a mi forma de entender la magia. Cuando he reproducido sus trucos como homenaje a quienes los crearon, la gente lo valora. Y sí, hay nuevas tendencias también. Lo que más me gusta es vincular la magia a aspectos psicológicos y luego llevarlo al ámbito de la empresa.

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