Diario de Valladolid

Atracciones para asustar al vértigo

El Real de la Feria acoge 140 carruseles con una ausencia importante, la noria

Varios niños disfrutan de una de las atracciones del Real de la Feria.-J. M. LOSTAU

Varios niños disfrutan de una de las atracciones del Real de la Feria.-J. M. LOSTAU

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Estibaliz Lera

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Viajan a maravillarse, a que les pongan al revés a toda velocidad, a vivir subidones de adrenalina, a jugar, a pasear, a pasar miedo, a comer y a regresar a casa con agujetas hasta en las pestañas. Las atracciones del Real de la Feria no dejan indiferente a nadie. Ofrecen una alternativa con muchos seguidores y pocos competidores.

Cerca de 140 atracciones hacen las delicias de todos los miembros de la familia, desde los más pequeños a los abuelos .Nadie se queda fuera de las propuestas de los feriantes. Se podrá disfrutar de los carruseles hasta el 24 septiembre.

Aunque la noria, una de las más grandes del país, no ha podido acudir –«Bilbao ha terminado muy tarde y Valladolid ha empezado muy pronto»–, aclara Juan Arcos, presidente de la Asociación provincial de Feriantes de Valladolid–, hay nuevas propuestas. Para los mayores se ha recuperado La Pala, un aparato que gira sin parar y los usuarios entre vuelta y vuelta se refrescan con unos chorros de agua que en días calurosos sirven, y mucho, para aplacar las altas temperaturas.

También están instalados dos castillos del terror, uno que se recorre andando y los actores sorprenden no sólo con su vestimenta terrorífica sino con sus gestos únicos que hacen temblar a más de uno. El otro templo del miedo es sobre ruedas, ya que el periplo se realiza montado en un coche.

Los niños pueden disfrutar con Aladino, una alfombra mágica donde sentirse suspendido en el aire por unos minutos. Otra atracción que llega para sorprender es Toquito Turbo, una montaña rusa que aterrizó en la plaza del Poniente la pasada Navidad y conquistó a los usuarios que pasaron por allí. Por este motivo, decidió regresar para la feria y fiestas de la Virgen de San Lorenzo.

Otros carruseles que siguen conquistando son las tres montañas rusas, el Inverter y el Rocket –que no pudo estar el pasado fin de semana pero a partir de hoy se puede disfrutar en el recinto ferial– y los tradicionales coches de choque. Sobre estos últimos, comenta que «si uno sube a la feria y no se monta en ellos es como si no subiera». Además, añade que en Valladolid se da la circunstancia de que se instala una de las pistas más grandes de España.

Los precios se mantienen respecto a otros años: oscilan entre los tres euros la atracción para los niños y en algunos casos 3,5 y 4 euros para los adultos. «La bajada de precios es un tema que hemos hablado con el Ayuntamiento, sin embargo, sus dirigentes no están por la labor de abaratar el coste del alquiler», reconoce el presidente de la Asociación provincial de Feriantes de Valladolid.

Como es habitual se celebrará una jornada con precios especiales. Ésta será el próximo día 17. Los carruseles costarán entre 1,50 y dos euros. Además, la última semana todas las atracciones serán a dos euros.

Los días de más afluencia, según indica, son los sábados. De hecho, el pasado cerca de 35.000 personas disfrutaron del Real de la Feria. «La crisis ha afectado bastante y hace unos años el plan mayoritario durante estos días era subir a la feria, pero ahora los centros comerciales y el botellón nos restan asistentes. No somos el centro de atención», expone antes de comentar resignado que «se ha perdido interés por nosotros».

Arcos es consciente de que Valladolid «es una de las mejores ferias de España». Por este motivo, mira al cielo para que la meteorología acompañe. «La crisis nos quita un día, pero el tiempo nos quita todo». El excesivo calor y la lluvia son sus enemigos. «La semana pasada se estropearon muchas ferias por la lluvia», señala para, a continuación, destacar que el arranque «ha sorprendido gratamente a todos».

Pero no todo va a ser soltar adrenalina. Los más fieles a la tradición pueden pasar un buen rato sin volar por los aires en tierra firme, eso sí, afinando el pulso en las rifas y tómbolas. De esta forma, pueden regresar a casa con un mono del tamaño de un niño de cinco años o un microondas. Las churrerías y los puestos de comida sirven tanto para reponer fuerzas como para poder el broche de oro a una jornada repleta de ilusión y momentos entrañables.

Opciones hay para todos los gustos. El recinto estará abierto: los días de diario de 17.00 a 02.00 horas y los sábados, domingos y festivos desde las 11.30 horas hasta las dos de madrugada.

En familia, con amigos, con compañeros o con el mismísimo jefe, lo importante es subir y vibrar con cada uno de los carruseles. Música, luces, colores y... ¡a la feria!

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