Diario de Valladolid

Asvai cierra de golpe el Centro para la Infancia que atendía a 100 familias

La ONG alude a «imperativos económicos» para clausurar un servicio que atendía a familias con escasos recursos / La fundación suscribió hace apenas dos meses un convenio con el Ayuntamiento

Antes de la fachada del local donde se ubciaba el centro.-J.M. LOSTAU

Antes de la fachada del local donde se ubciaba el centro.-J.M. LOSTAU

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Aitor Ferrero

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De golpe, sin más aviso que una carta sin firmar para unos y el finiquito para otros. La Fundación Social de la Asociación Vallisoletana de Ayuda a la Ancianidad y la Infancia (Asvai) cerró el pasado 30 de junio, sin previo aviso y bajo la excusa de «imperativos económicos ajenos» a su voluntad, el Centro de Integración para la Infancia, que, desde su apertura en enero de 2015, atendía a más de cien familias de la ciudad, la mayoría con una situación económica precaria.

«Ha sido un shock para todos», reconocieron a este diario fuentes del centro, que prefirieron no desvelar su identidad. Sólo durante este curso, el personal despedido –cinco personas entre las que se encontraban psicólogos, maestros y educadores sociales– prestaba atención a 87 niños y jóvenes de entre 3 y 16 años procedentes, en su mayor parte, de familias con escasos recursos, que, en un local cercano a la plaza de Vadillos propiedad de la asociación y al que acudían de dos a cuatro tardes cada semana, desarrollaban distintos proyectos. Para llevarlos a cabo, la Fundación Social suscribió, el pasado 24 de mayo, un convenio de colaboración con el Ayuntamiento por el que éste les transfería 4.500 euros para este año.

En el centro, además de merendar –una gran parte de los niños eran también destinatarios en sus colegios del servicio de comedor–, los chavales realizaban actividades relacionadas con el apoyo escolar, el refuerzo a la lectura y los idiomas y la solidaridad, entre otras, todas ellas con carácter especializado e individualizado, la principal seña de identidad de la entidad, que se financiaba a partir de donaciones de empresas, instituciones y particulares, además de los fondos propios de Asvai obtenidos a través de la gestión de la residencia de ancianos de Nuestra Señora del Carmen, ya que la cuota que pagan las familias atendidas es testimonial.

El local ofrecía también servicio a los padres a través de programas de mediación y asesoramiento social, ya que muchos de los niños procedían de núcleos familiares «emocionalmente inestables» o «desestructurados», según indicaron estas mismas fuentes, que lamentaron de que el espacio haya cerrado «con unos resultados buenísimos y con muchas puertas y posibilidades abiertas». «Nuestro centro no era ni una academia ni un sitio donde dejar a los niños», explicaron para concluir que su misión no era «sustituir a los padres, sino servirles de refuerzo, de apoyo, para que pudiesen criar mejor a sus hijos».

Buena muestra de los logros obtenidos por el centro es la gran cantidad de convenios y acuerdos firmados con distintas organizaciones empresariales, sociales y educativas, como Bodegas Mauro, Fundación Decathlon y la Universidad de Valladolid, entre otras, con quienes realizaban actividades y proyectos para los chavales. Además, en los últimos meses, habían suscrito tanto el citado convenio con el Ayuntamiento como otro con La Caixa, este último para desarrollar parte de su programa social en la ciudad.

«Preocupación» municipal

A la Concejalía de Educación, Infancia e Igualdad, la noticia ha llegado sólo por parte de los trabajadores del centro, ya que Asvai no se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento. «No hemos recibido ninguna notificación por su parte», declaró a este diario la responsable del área, Victoria Soto, que manifestó que la directora del servicio de Infancia municipal había tratado de contactar desde el miércoles, sin éxito, con la presidenta de la asociación, Carmen Zubiría, para solicitarle una explicación sobre la clausura del centro.

«Estamos preocupados, no sabemos qué ha pasado ni lo que ocurrirá a partir de ahora con las familias que recibían atención allí», reconoció la concejala, que aseguró que, con el cierre, el convenio suscrito se rompe, por lo que Asvai deberá devolver el dinero si ya la hubiese cobrado.

Soto insistió en que, si los problemas económicos son la causa del cierre, la asociación «debería haberse puesto en contacto con las instituciones» antes de tomar la decisión para estudiar otras vías de financiación, y, si la causa es otra, debería haber hablado con el Ayuntamiento para dar una explicación de por qué entonces firmaron el convenio. Al cierre de esta edición y, tras varias llamadas con respuestas aplazatorias, este diario tampoco había logrado contactar con Zubiría.

CAMPAMENTO CANCELADO

Además de las actividades desarrolladas durante el curso, el centro ofrecía también servicio durante las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano para facilitar la conciliación de las familias, en muchos casos monoparentales y con horarios laborales difíciles. Un día antes de que se abriese el plazo de inscripción para el campamento de verano de este año, los trabajadores recibieron una comunicación por parte de Asvai en la que anunciaba que la actividad quedaba suspendida sin dar explicaciones sobre el porqué, algo que causó un gran revuelo entre las familias afectadas y que, ahora, el cierre del centro parece explicar.

UNA ASOCIACIÓN QUE NACE DE LA BENEFICENCIA DEL SIGLO XIX

La Asociación Vallisoletana de Ayuda a la Ancianidad y la Infancia hunde sus raíces de la unión de la antigua Asociación de Amigos de los Pobres, constituida en el año 1865, y del Asilo de Mendicidad abierto en 1872 en la actual calle Panaderos, entonces denominada Pi y Margall. A partir del año 1907, ambas entidades se unieron dando lugar al denominado Asilo de Caridad, que comenzó a operar a partir de aquel año.

Como el edificio no reunía las condiciones adecuadas, el patronato del asilo decidió levantar una nueva construcción en terrenos cedidos por el Ayuntamiento en la calle Chancillería, cuya primera piedra se colocó en 1911 para dar lugar al edificio de ladrillo rojo que perdura hasta hoy. La inauguración fue en plenas ferias de la ciudad, el 23 de septiembre de 1918. En los años siguientes se adquirieron los solares contiguos y se finalizaron obras pendientes ya bajo la tutela de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, que se hicieron cargo de la residencia en 1920 y que, hoy, siguen gestionándola.

Durante las décadas de 1950 y 1960, se repararon algunas dependencias y se constató la falta de mantenimiento del lugar. En el año 1962, el antiguo asilo de la ciudad cambió de nombre por Residencia Nuestra Señora del Carmen, cuya tutela pertenece a Asvai, nombre actual que adoptó en 1972.

En el año 2000 nace de la Fundación Social Asvai como brazo independiente de la asociación original con el objeto de reforzar la acción social llevada a cabo y centrada, por aquel entonces, en los mayores. Ambas instituciones, pese a tener personalidad jurídica propia e independiente, están presididas por el mismo patronato.

LOS DETALLES DEL CIERRE DEL CENTRO

Borrado real, pero no digital. En el local de 300 metros cuadrados de la calle Palacio Valdés no queda rastro, por lo menos en el exterior, del Centro de Integración para la Infancia que hasta hace apenas un mes prestaba servicio con una plantilla de cinco personas. Todos los vinilos y carteles que anunciaban la presencia del sitio han sido retirados, algo que no ha ocurrido en la web de Asvai, donde no hay referencia alguna al cierre del centro, como tampoco lo hay en las redes sociales.

Los afectados . El cierre del centro afecta a alrededor de cien familias, la mayor parte de ellas con una situación económica precaria. En este curso, atendieron a 83 niños, mientras que, en todo 2016, fueron más de 120 los que pasaron por alguna de las tres aulas con las que contaba el centro: una para niños de tres a cinco años, otra para los de seis a ocho, y otra a partir de esa edad.

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