El dulce pecado del ‘Penitente’
La Asociación de Confiteros cumple un año más con su propuesta para la Semana Santa
Los hermanos Mesonero preparan el postre del ‘Penitente’.-J. M. LOSTAU
Hace ya cuatro años que la Asociación Provincial de Confiteros de Valladolid apuesta por una presencia más significativa en las actividades culturales y sociales de la Semana Santa vallisoletana. A partir de esta idea surgió el pastel ‘Penitente’, un dulce más representativo para estas fiestas con el que ‘demostrar’ la fuerza del sector como parte del turismo gastronómico de la ciudad.
La asociación se involucra en las principales festividades ofreciendo en cada ocasión un dulce propuesta, como el pastel dulce libro en la Feria del Libro, el pastel para la Seminci o la tarta de San Lorenzo. «Aunque para estas fechas teníamos torrijas y hojuelas, hicimos una cata de propuestas entre los asociados porque nos faltaba un dulce más involucrado», relata Rafael Mesonero, copropietario de la Confitería Vitín y tesorero de la Asociación de Confiteros.
El pastel el ‘Penitente’ ganó en la votación de hace cuatro años «porque llama la atención», y sin duda su éxito sigue reflejándose en las peticiones de vallisoletanos y turistas. «Valladolid es una semana santa internacional y se merece un postre más particular que no tengas en cualquier sitio de España, por lo que esperamos que se consolide».
La dulce figura es tan valorada porque se trata de una imitación de un cofrade procesionando, de unos 13 centímetros de altura, cuya masa está elaborada con petit choux, la misma que se usa para elaborar los churros. Ésta se alarga en modo de acabar en cono, lo que será el capirote, para el que se introduce un cono de chocolate. Toda la figura va rellena con un preparado de chantilly, 50% de nata y otro 50% de crema, y para finalizar se decora con azúcar fondant y colorantes alimenticios para crear los diferentes colores de las túnicas de las cofradías.
«Siempre que los coloridos nos lo permiten tratamos de hacer de todas las cofradías», asegura Mesonero, ya que hay algunos que son difíciles de conseguir, como el púrpura del Cristo de la Luz. «La parte más complicada es el color», confesó el confitero, por lo que cuentan con una ‘chuleta’ para no equivoca el color.
De una masa se pueden sacar hasta 510 penitentes, «luego es rellenar y colorear», explica, por lo que el dulce se hace día a día. Una vez hecha la masa, en cada penitente «tardamos unos 5 minutos».
Por solo dos euros, el ‘Penitente’ es un postre para todos los públicos, empezando por los propios cofrades, que piden por encargo, y desde cualquier parte de la provincia, estas pequeñas estatuillas a su imagen. «La gente mayor también lo demanda por el relleno y la decoración, y los niños lo hacen por el colorido. Además, el capirote es chocolate, que a todo el mundo le gusta», explicó el confitero.