la OsCyL busca la conexión de la música india y española

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León aborda mañana, día 9, obras españolas y música del compositor y violinista indio Lakshminarayana Subramaniam. Se conmemoran los 60 años de relaciones diplomáticas entre España y la India, y en el podio del Auditorio de Valladolid estará Vicente Alberola. «Cuando me ofrecieron dirigir este concierto pensé que podía ser una mezcla muy interesante, pues la música española que vamos a interpretar tiene un gran arraigo popular, como la Sinfonía sevillana de Turina, y esto se puede relacionar con la música de Subramaniam, por lo que el hilo conductor del concierto podría ser el carácter popular del programa», reflexiona el director.

En la primera parte habrá ópera española con el Interludio y la Danza de La vida breve de Falla, y el Intermedio de Goyescas, obra de Granados que el director califica como «una de las melodías mejor escritas en la historia de la música», y la mencionada obra de Turina.

Después el protagonismo recaerá por completo en la obra del compositor indio. El primer contacto en los ensayos de la OSCyL con la música de Subramaniam se produjo a través de su música carnática Kitri, luego siguió su Sinfonía Turbulence y después el Concierto para violín Isabella.

«Desde el primer ensayo con él todo ha sido impactante, con elementos muy improvisados, muy mágicos, y otros muy rítmicos y populares, con un sonido muy fácil de llevar y moldear», apunta Alberola.

El Concierto para violín será un estreno mundial y contará con el compositor interviniendo como solista. «En lo que ha compuesto para su parte, los solos, hay improvisación y muchas cadencias, pero es muy cercano, y lo que ha escrito para la orquesta es como una imitación del solo, una contestación, un diálogo sobre lo que él ha tocado. A mí -prosigue Alberola- me resulta una música muy fresca, me ha sorprendido mucho que suena casi a pasodoble, y creo que el público lo va a captar enseguida».

El músico se plantea la dirección como «algo ambiguo y complejo al mismo tiempo», y ve natural su paso del clarinete a la dirección. «Yo soy músico clarinetista y tocando en la Sinfónica de Galicia tuve la oportunidad de dirigir a la Joven orquesta, con la que descubrí que podía trasmitir todo lo que tenía dentro de mi cabeza, así que cuando ves que suena lo que tienes en la mente es algo increíble y eso es lo que te hace seguir con la dirección».

Su ideal pasa por «no renunciar al clarinete», ya que ha tocado con las mejores orquestas y los mejores directores del mundo, que «no se le encasille», pues la música es jazz, clásico, rock, tocar, dirigir, bailar…, y desea «poder tener orquesta propia para desarrollar todas sus ideas».