Diario de Valladolid

CLUB DE PRENSA, confesiones de un juez

El juez Vázquez Taín:«No me comparo con los delincuentes, aprendo de ellos»

En la presentación del libro ‘Matar no es fácil’ advierte del error de pensar que la maldad es cosa de criminales

El jefe superior de Policía de Castilla y León, Javier Peña; Jesús Julio Carnero, el juez José Antonio Vázquez Taín y el  director de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN, Pablo Lago.-J. M. Lostau

El jefe superior de Policía de Castilla y León, Javier Peña; Jesús Julio Carnero, el juez José Antonio Vázquez Taín y el director de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN, Pablo Lago.-J. M. Lostau

Publicado por
Íñigo Arrúe
Valladolid

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«No me comparo con los delincuentes, aprendo de ellos». El juez gallego José Antonio Vázquez Taín, acudió a esta filosofía que impregna su trabajo para definir la perspectiva desde la que ha narrado los 49 casos de asesinatos, crímenes y muertes que jalonan su último libro ‘Matar no es fácil’.

Tragedias, algunas de ellas de enorme repercusión nacional –Puerto Hurraco, el asesino de la baraja, el crimen de Bretón a sus hijos de Córdoba o el loco del chándal– a las que añade siempre su reflexión personal. Y no solo para no hacer un mero inventario de casos, sino para avisar al lector que él podía ser el protagonista como víctima o como verdugo.

Así lo expuso Taín en un acto organizado por Club de Prensa de ELMUNDO-DIARIO DE CASTILLA Y LEÓN, para la presentación de su libro y que contó con la participación del presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero;el jefe superior de Policía de Castilla y León, Javier Peña Echeverría, y el director de DIARIO DE CASTILLA Y LEÓN, Pablo R. Lago.

El instructor de casos como el robo del Códice Calixtino, el asesinato de Asunta Basterra o el accidente del Alvia en Santiago, repasa a la crónica negra de España acudiendo a una particular clasificación, los siete pecados capitales:lujuria, soberbia, avaricia, envidia, gula, ira y pereza.

Un recorrido por los vicios del alma que le llevó a concluir que nadie está exento de caer en ellos. «Echo en falta en la sociedad actual mirarse en el espejo como cuando los hacían los clásicos griegos, que veían los pecados capitales como algo que amenazaba a ellos mismos, no solo a los demás», aseguró el autor de ‘Al infierno se llega deprisa’, quien calificó la sociedad actual de «egoísta» e «individualista».

Una obra «DURA»

«Estamos en una sociedad en la que, si no nos humanizamos, en el sentido de culturizar a esa persona, seguimos siendo animales», dijo. Ypuso el ejemplo actual de países de Medio Oriente en los que una vez desaparecido el Estado, están dominados por la violencia.

Taín se refirió a su libro como una obra «dura», aunque escrita con la delicadeza para descubrir el interior humano y dejarse llevar por las reflexiones. «El alma del delincuente que he ido asimilando en 18 años de trabajo me hace preguntar cuando llego a casa. ¿Por qué no he sido yo esa persona?», se interrogó el magistrado.

«Muchas veces miro a los delincuentes y me veo reflejado. Y digo ¡Dios mío qué suerte no tener que haber vivido el infierno de la soledad y las drogas!», agregó Taín, antes recordar que su vida podía haber tomado otro rumbo en el caso de no haber nacido en el seno de una buena familia, haber dado positivo en un controla o no haber aprobado las oposiciones.

En su charla, el titular del Juzgado de lo Penal 2 de A Coruña desveló otros ‘tics’ profesionales. Así, aseguró que siempre que entrega un cadáver le gusta estar presente para atender a la familia. «Me ofrezco, si lo piden, a dar explicaciones porque la gente necesita saber si la víctima pasó frío o fue una muerte rápida. Otra premisa que siempre se cumple es que nadie está dispuesta a creer que su ser querido murió por azar y ahí suele surgir la confabulación, algo que nos gusta mucho en España», dijo.

Dentro de su tipología de pecados capitales, Taín encuadró el descarrilamiento de Angrois en la «pereza absoluta». «Tenemos más tecnología que los romanos pero no somos más inteligentes. Y un profesional no puede empezar a trabajar y a las dos horas decir que está cansado. Cuántos trabajadores no podían esforzarse un poco más?», se preguntó.

CASOS DE CASTILLA Y LEÓN

El caso de Asunta Basterra, por contra, es inclasificable, a su juicio. «Es imposible saber cuál es la motivación porque hay tantas versiones de cómo ha pasado, que hay que esperar a que pase el tiempo para saber lo que realmente ocurrió y qué es lo que lo motivó».

En el último libro del conocido como el ‘Garzón gallego’, aparecen tragedias de Castilla y León como el derrumbe de los edificios de Los Ángeles de San Rafael (Segovia) construidos por Jesús Gil.

Otros capítulos que hacen referencia a sucesos de Castilla y León son ‘Imprudencia mortal’, encuadrado en el epígrafe ‘gula’, en el que narra la muerte de un padre de familia de un pueblo por intoxicación de setas, tras haber exhibido, orgulloso, su recolección de hongos ante sus vecinos, que, por cierto le habían advertido del riesgo de esas setas.

‘Algo más que una imprudencia’ es otro episodio donde relata un accidente laboral con resultado de muerte de un operario que fue atrapado por una máquina y que posteriormente se comprobó que tenía un exceso de alcohol. Y, finalmente, ‘Tacaño hasta morir’ narra el infeliz final de un enterrador jubilado castellano y leonés que murió en la indigencia con 28.000 euros en los bolsillos.

Pablo R. Lago, acudiendo al argot judicial, aseguró que Taín «ha perpetrado» un libro «fantástico». «Sobresale su forma de narrar no desde la perspectiva de juez, sino periodista, de filosofo o de fraile, incluso. Una persona que cree profundamente en el ser humano relata atrocidades y lo más oscuro del alma, pero todo ello sin una gota de estridencia ni de sensacionalismo», afirmó Lago, quien recordó, en este sentido, que Taín no quiso incluir en su libro los crímenes de Alcacer.

 

 

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