Diario de Valladolid

Cultura

«Me gusta ser conocido por la famosa empanadilla»

Entrevista a Josema Yuste. Humorista. Tras haber triunfado como uno de los grandes del humor español en ‘Martes y Trece’, Josema Yuste ha hecho teatro, cine y televisión. Ahora dirige en ‘Taxi’, que será representada en el Teatro Zorrilla hoy y mañana.

Josema Yuste.-El Mundo

Josema Yuste.-El Mundo

Publicado por
M. Díez Garrido

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Taxi cuenta la historia del juego de malabares que un taxista debe hacer para compaginar las dos vidas paralelas que lleva. Está casado con dos mujeres y a las dos las quiere con locura, pero no puede decírselo y, para ello, planifica sus horarios a la perfección. Josema Yuste presenta esta obra, en la que dirige y actúa por primera vez en su carrera, en el Teatro Zorrilla hoy a las 20.30 y 22.30 horas y mañana a las 20.30 y 22.30 horas.

Pregunta.- ¿Qué tal está siendo la experiencia de dirigir y actuar al mismo tiempo?

Respuesta.- Es inmensamente enriquecedor y muy gratificante. Es la primera vez y tengo una sensación de control sobre todas las cosas que hace que el trabajo sea más agradable. Entiendo la erótica del poder. Me gusta poder tomar decisiones y equivocarme sin tener a nadie por encima. Tomas la visión que quieres de la obra, con el reparto y con todo.

P.- ¿Tiene ganas de repetir?

R.- Sin duda. Estar yo en la producción y en la dirección me ayuda a tomar decisiones en cuanto a los actores. Es importante para mí y muy satisfactorio.

P.- Taxi es una adaptación de Run for your wife, de Ray Cooney, ¿cómo tomó contacto con esta obra?

R.- Por casualidad. Internet es fantástico para este tipo de cosas. Iba buscando éxitos de comedias en EEUU, Londres, Canadá y Francia hasta que me acordé de una comedia de Ray Cooney e investigué sobre su vida como autor teatral. Me encontré con esta obra, que había sido representada en mil lugares del mundo. Vi cómo era la historia y me encajó, porque es una comedia de enredo, divertida, en la que podía desplegar todos los gags que conforman mi estilo de humor, un tanto absurdo y surrealista.

P.- Originalmente es una historia algo machista, ¿cómo lo transformaron?

R. - Exacto, tenía un tinte machista que a mí, personalmente, no me gusta nada. Pero se podía eliminar y fue lo primero que hice, porque era antiguo y rancio. Creo que he hecho bien. Partimos de una historia en que un hombre está con dos mujeres, pero no es un señor casado con un amante, sino que está enamorado de verdad de dos personas y las adora.

P.- ¿Cree que se podría hacer una obra a la inversa, con dos hombres y una mujer?

R.- Sí, perfectamente igual, pero yo soy hombre (risas).

P.- ¿Fue complicado adaptar el texto hasta el actual?

R.- No es fácil, porque yo tenía el encargo de no tergiversar mucho la historia, por parte del autor. He mantenido la base y he ido construyendo lo demás y desvirtuando ese machismo. He contado con la colaboración de un buen amigo guionista. Aproximadamente he estado seis meses intentando llegar hasta la versión actual.

P.- ¿Es más satisfactorio el teatro que la televisión?

R.- En términos generales, sí. La televisión te da popularidad, pero yo eso ya lo tengo desde hace tiempo. Yo quería disfrutar trabajando en el teatro, porque a mí el contacto directo con el público me llena mucho más que a través de la televisión. Además, el teatro hace que estés entrenado siempre, trabajando casi a diario. Te hace más actor, estás más vivo, más pendiente y sin ningún arnés. No permite que te relajes en ningún momento.

P.- El ritmo de Taxi es frenético.

R.- Sí. En una comedia como ésta, es la clave. Tienes que hacer que la gente no piense, que escuche, intuya y se ría. Esto obliga al actor a hacer un ejercicio físico y mental importante durante una hora y cuarenta minutos. Una comedia sin ritmo no tiene gracia.

P.- ¿Se puede estar enamorado de dos personas, como en la obra?

R.- Yo creo que sí. Estoy convencido de que hay mil historias como esta. Se puede querer a dos personas, pero a mí no me gusta. No estoy preparado para ese modelo, porque no me han educado para ello.

P.- Tiene una conexión especial con Valladolid, ¿qué piensa de su público?

R.- Tengo una conexión estupenda con la zona. Mi madre era de Palencia y mis hijos y mi mujer, de Valladolid. Aquí se portan fenomenal conmigo y yo no puedo pedir más. Valladolid y Bilbao son dos plazas muy importantes para mí, donde la gente va mucho al teatro y entiende de teatro. Siempre lo tengo en el corazón.

P.- ¿Le molesta que la gente le conozca por la famosa empanadilla?

R.- Rotundamente no. No solo no me molesta, sino que me gusta. Cada artista necesita una tarjeta de visita, porque te abre muchas puertas. Yo la tengo y me gusta cada día más.

P.- ¿Para hacer reír es necesario quitarse todos los complejos?

R.- Totalmente, si no, es imposible. Para hacer reír tienes que ser una persona a la que le dé igual todo, sin sentido del ridículo encima del escenario. Yo me he vestido de todo, hasta de tubo de pasta de dientes.

P.- Usted tiene el privilegio de hacer feliz a la gente.

R.- Qué bonito. Por encima de los premios, de los reconocimientos, a mí lo que más feliz me hace es oír las risas de la gente durante una hora y media. El dinero viene por añadidura, porque vivo de ello, pero saber que tengo el poder de hacer feliz a la gente me encanta.

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