Diario de Valladolid

Editorial

La inmigración, futuro ineludible de la realidad social y laboral de CyL

ICAL

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OTRO APOCALIPSIS que no acaba de llegar para desgracia de los profetas que ansían hablar mal de Castilla y León a diario a ver si recogen los restos electorales de la rabia. El saldo migratorio vuelve a ser positivo en 24.000 ciudadanos. Es decir la resta entre los que se van y los que vienen, ambos a la búsqueda de oportunidades. Pobres profetas, que no aciertan una, y la buena marcha de la comunidad les acorrala cada día. Y estos datos son del INE, que no es sospechoso de inventarse cuentos ni bulos. Son datos. Son hechos. Y son irrefutables y no discutibles, por mucho que algunos intenten coger el rábano de las estadísticas por las hojas.

Es verdad que se va gente. Especialmente del ámbito rural. Nada nuevo bajo el sol. La despoblación es tozuda desde la década de los 60 en muchas comarcas naturales de Castilla y León, con especial incidencia en la periferia de la comunidad, con provincias duramente golpeadas por el éxodo. Pero en esta ocasión, todas la provincias registran un saldo migratorio positivo. Un dato que emana fundamentalmente de la inmigración no del tránsito interno entre comunidades.

La realidad suele ser muy tozuda y nada tiene que ver con elucubraciones políticas que no conducen a nada. Y la realidad tozuda señala machaconamente que la despoblación es una lacra insalvable, por muchos inventos teóricos que surjan, precisamente, de quienes teorizan desde despachos de grandes ciudades. Porque ninguno de estos gurús viven en pueblos, curiosamente. Y esa realidad tozuda también certifica que la inmigración es irrenunciable para sostener nuestro modelo social y laboral. Porque un territorio sin gente, por mucha riqueza y oportunidades innatas que atesore, carece de un horizonte de prosperidad.

También es verdad que el centralismo ejerce una atracción y una fuerza natural. Lo demás son artificios y reinos imaginarios, como decía el genial Maquiavelo. El 25% de ese saldo migratorio positivo lo acapara Valladolid.

¿Quiere decir que vamos a repoblar el mundo rural con inmigración? Quien piense que sí es otro iluso destinado a no engañar ya a nadie, y menos a los habitantes de la ruralidad, que son conscientes de la dolencia desde hace mucho tiempo. Va a ayudar a amortiguar el éxodo y las necesidades laborales de oficios con alta oferta. Pero sobre todo va a enfrentar nuestra constante pérdida poblacional por el elevado envejecimiento de nuestro territorio. La inmigración que atraemos es una oportunidad. Aprovechémosla . Es parte del futuro ineludible de Castilla y León.

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