Diario de Valladolid

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Infame, escandaloso, inhumano. Pero comprensible. Históricamente el comunismo –la ideología de la Ministra de Sanidad–, no es más que una máquina de liquidaciones en masa. Las cifras cantan y se cuentan por millones en apenas un siglo de existencia. Lo digo porque la señora Mónica García ha vuelto a sacar la pistola que, metafóricamente, tanto debe de echar de menos desde que dejó la Asamblea de Madrid.

El jueves al mediodía nos hizo una exhibición. Con una bestialidad impropia de una democracia, afirmó que «no cubrimos los gastos» de los niños con parálisis cerebral. Razón fundante: su voluntad no es otra que producir «esclavos de todas las cosas», que decía Benavente en su obra titulada Palabras, palabras. Se necesita cuajo imaginarlo, pero decirlo desde la poltrona, como lo ha dicho, la inhumanidad invade la inteligencia por derecho propio. Lo cual también es comprensible que lo diga un miembro de este Gobierno que rebosa corrupción, que esquilma las cuentas del Estado a capricho, y que en plena dana de Valencia acaba de librar 92 millones de euros –usando el fondo de catástrofes para más inri– con destino a los partidos políticos.

Viendo lo que quiere hacer con Muface –liquidarla, dejar a millón y medio de funcionarios sin su mutua sanitaria, que en la práctica serán más de dos millones de personas llamando a las puertas de la quebrada Seguridad Social–, quiere decir que su sectarismo es recalcitrante. En este caso quiere aplicar la pena capital a los mutualistas más viejos –su filosofía es la misma que la de los niños con parálisis cerebral: trastos viejos al cementerio–, porque ninguna aseguradora quiere cargar con ellos, dadas las licitaciones de penuria que manejan tanto la Ministra como el Gobierno.

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