Diario de Valladolid

EDITORIAL

Diálogo Social: un esfuerzo hacia la senda del sentido común

Vicente Andrés (CCOO), Fernández Mañueco, Santiago Aparicio (Cecale) y Faustino Temprano (UGT) rubricaron los primeros acuerdos de Diálogo Social en la etapa Mañueco. ICAL

Vicente Andrés (CCOO), Alfonso Fernández Mañueco, Santiago Aparicio (CEOE) y Faustino Temprano (UGT), en una imagen de archivo de una reunión del Diálogo Social del año pasado.-ICAL

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El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha vuelto a convocar el Diálogo Social para mañana miércoles. Un órgano imprescindible, necesario, pertinente, útil y sensato, especialmente para los tiempos de zozobra económica que no debe dejarse morir ni por inanición ni por fobias ideológicas. El Diálogo Social es marca de Castilla y León, es un instrumento que nos define como sociedad y región de consensos entre diversos, distintos e incluso antagónicos en el ámbito de las convicciones y los postulados laborales.

Todos, todos deberían hacer un esfuerzo por reactivar la acción de este órgano que sirve para guiar, entre otras cosas, acciones encaminadas a fomentar, proteger y reactivar el empleo. Pero que también es un marco en el que buscar acuerdos que sin satisfacer a ninguna de las partes plenamente, están encaminados a obtener los mejores beneficios para el conjunto de la sociedad.

Todos, todos deberían hacer un esfuerzo para recuperar la senda del sentido común en el seno del Diálogo Social, ejemplo de otros entendimientos políticos que esencialmente benefician a quienes portan las riendas del gobierno, por mucho que algunos interpreten que puede ser un imprescindible campo de batalla con el que exhibir músculo ideológico. Nada más lejos de la realidad. Para ese tipo de batallas hay otros escenarios como los mítines, los senos de los partidos e incluso los parlamentos. El respeto al plano institucional es esencial en la credibilidad de cualquier gobierno. Es más, debe ser irrenunciable por muy antagónicas que sean las posturas.

Todos, todos deben hacer un esfuerzo. Primero rebajando la tensión dialéctica que ha alcanzado cotas que avergüenzan a los ciudadanos, pero incluso a los propios militantes y afiliados. En el insulto no hay ni argumentos ni solvencia. En las explicaciones, el debate y los argumentos es donde residen los acuerdos. Y el debate y la confrontación se pueden desarrollar con toda la intensidad necesaria pero sin necesidad de perseguir la ofensa y la difamación del contrario.

Mañueco ha vuelto a convocar el Diálogo Social. Como presidente del gobierno y máximo representante de órgano tiene el deber de aplicar la autoridad necesaria para volver a encauzar esa senda del sentido común, sin necesidad de concesiones inapropiadas a ninguna de las partes. En el rearme del Diálogo Social no hay vencedores ni vencidos. Ni debe haberlos. Sólo debe haber la consecuencia  de la virtud de la política práctica que aspira a hacer mejor la vida de los ciudadanos de Castilla y León.

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