Diario de Valladolid

Antonio Piedra

El artificio de cumbre de la UE

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ACABÓ EL artificio de la cumbre de la Unión Europea en Valladolid para ministros de Medio Ambiente y Energía. La señora Ribera con b –del latín «riparia» que significa ribereña o tierra cercana a un río; si fuera con v, vendría también del latín «rivus», significando riachulo– llegó a Pucela desbordando al Pisuerga por ambas márgenes.

¿A quién no fascinó ese postureo mediático de la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en bicicleta, seguida de una caravana de coches oficiales de alta gama, llegando a la Cumbre como una tortolica desahuciada en busca del voto ecolojeta para el próximo 23?

Tres días después del magno acontecimiento –carnaval que en Castilla y León ya inauguró hace años Óscar López cuando quería ganar el Gobierno regional a Herrera con pedaleos a piñón fijo–, la lección del espectáculo es lamentable, porque las piernas de la hipocresía son tan cortas como la tubería convencional de una bicicleta. De hecho, lo que hoy sábado recordamos los vallisoletanos del montón sobre la dichosa Cumbre, que fracasó de cabo a rabo, es elocuente.

Primero e inolvidable: ese helicóptero infernal y molesto sobrevolando tejados y calles todo el puto día, incluyendo la hora de la siesta. Segundo y matador: aunque no llegaron a una conclusión definitiva para jeringar y hundir del todo a la agricultura y a la industria del campo, el órdago ecolojeta sigue sobre la mesa hasta septiembre. Como celebró la señora Rivera con b de Bacigalupo en la clausura: la aprobación de la Ley de Restauración de la Naturaleza –que es un retorno a la selva sin contenciones– es la mejor apuesta «en favor de la vida y de la naturaleza». Pues mira, farsanta del medio y del total ambiente, que os vote Chapote.

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