Diario de Valladolid

Javier Pérez Andrés

Oblea de Oro a un jefe jíbaro

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HACE TAN solo unos días escuché de nuevo el testimonio de dos viejos amigos. Sabios y cabales. Concitan, desde hace años, mi admiración y respeto. Fabián y Jaime. Frente a frente, en la misma mesa, unidos por la fina capa de una oblea. A un lado, el obleyero, y al otro, el exgobernador. Los dos, octogenarios. Lúcidos. Fabián Martín, de familia humilde. De niño recorría las fincas de los señoritos con las pesadas planchas para hacer obleas en las fiestas camperas y monterías. Jaime Royo-Villanova, de familia de recio abolengo, estudió Derecho, dirigió bancos, escribe libros y es monárquico a pesar de todo. Su bisabuelo, Don Antonio Royo-Villanova, periodista, diputado en Cortes y ministro en la Segunda República.

Pero fue su biznieto Jaime, cuando fue gobernador de Salamanca, el que dejó el mejor recuerdo por su comportamiento durante y después del día más triste del Campo Charro. Conocí a Fabián, el de Cipérez, en una feria alimentaria en Alemania. Allá por los noventa. Allí estaba vendiendo obleas y hablando alemán. Y es que Fabián fue de esos emigrantes que no perdieron el tiempo. Cuando volvió apostó por su pueblo como alcalde socialista y como empresario. Su fábrica de obleas da trabajo hoy a decenas de familias. A Jaime lo conocí tras leer a mi amigo Cañamero su libro ‘Aquella mañana de diciembre’. El triste relato de un frío día de diciembre del año 1978. Un autobús escolar es arrollado por una locomotora en un paso a nivel. Fallecen treinta niños y un adulto. El día más desgarrador de la comarca del Campo Charro.

Jaime era el gobernador y estuvo a la altura. Desde ese año nunca falta a la hora de acompañar a los familiares cada 21 de diciembre. Movió cielo y tierra para ayudar a las familias. Se lo han agradecido y premiado. Y será enterrado en el mismo cementerio donde están los niños. El caso es que este año Fabián, el de Cipérez, hizo entrega a Jaime, el exgobernador, de la ‘Oblea de oro». Jaime es, además de muchas cosas buenas, un Múun Pámuk, un jefe jíbaro con máxima autoridad en las comunidades Aguaruna-Huambisa de la Amazonía peruana.

El exgobernador, además de no olvidar el dolor de las familias de la tragedia charra, no olvida a sus amigos del Amazonas. Desde el 75 visita cada dos años la selva y a las comunidades indígenas y se suma a la lucha contra las salvajes injerencias de petroleras, madereras y multinacionales desde su Fundación Futuro solidario. Fabián acertó con su Oblea de Oro. Un jefe jíbaro de auténtico lujo en Cipérez.

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