Diario de Valladolid

EDITORIAL

Hay que ser muy machotes para emprenderla contra una bodega

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LO MÁS DESASOSEGANTE de un gobierno con un Ministerio de Igualdad convertido en inutilidad, cuando no en maldad o perversión, es que ese mismo gobierno que debería estar para cuidar, proteger y arropar a sus ciudadanos esté en más ocasiones de las tolerables para perseguirles por el mero hecho de querer sobrevivir. 

Un gobierno, que desde ese desatino ministerial, viendo gigantes donde hay molinos y machismo debajo de las piedras, lo único que se le ha ocurrido es tratar de atentar contra el buen nombre de un proyecto vinícola nacido del empuje de la humildad de tres emprendedores en una de las zonas más castigadas del país, en vez de preocuparse de saber qué necesita allí la gente para sobrevivir tras el criminal de la única industria a la que se sometió a ese territorio. Almázcara Majara es, como otros muchos, un brote verde en una economía a la que de la noche a la mañana se le cercenó un monocultivo de décadas, el que atiborró de energía a los hogares y la industria de este país antes de que el carbón pasara a ser demonizado por su precio y sus emisiones.

Almázcara Majara es seguramente una heroica acción en uno de los sumideros de población más intenso que hay en la España Vaciada. Merecería seguramente el interés del Ministerio de Igualdad y sus dirigentes para conocer cómo es posible sobrevivir en un territorio con tantas desigualdades administrativas y políticas. Pero no, lo que ha merecido es una carta con desdén, arrogancia e inventiva acusatoria a cuenta de un cartel que emana de una obra de un artista que da etiqueta a uno de sus vinos.

Es la prueba irrefutable de que es un ministerio inservible, que además de confeccionar leyes que rebajan las penas a los violadores, tiene por único cometido perseguir a gente honrada por tratar de sobrevivir en una tierra en la que las dificultades se sirven al desayuno.

La carta, las excusas estúpidas y argumentario absurdo sobre el cartel en cuestión no merece ni análisis ni debate. Simplemente porque eso supondría valorar una decisión necia de los necios o necias que la elaboraron. Por argumento para que un ente ministerial, el Instituto de la Mujer, es que han «recibido varias quejas en relación a una valla publicitaria». Como los tribunales, incluso administrativos, actuaran con tal ligereza, es posible que no quedara nadie en la calle. ¿Esta es la forma de emplearse de un ministerio? Dicen por ahí. Estilo el corral de la Pacheca o la doctrina de la verdulería de Paquito El Chocolatero.

Es la prueba irrefutable de la inutilidad funcional del mencionado ministerio, cuando bien podría ser un organismo constructivo y destinado al progreso. Pero es evidente lo que estaba claro, que sus inquilinas e inquilinos no la marcan y tienen que dedicarse a amargarle la vida al que trabaja a costa de ver machismo donde sólo hay sudor, viña y godello. Hay que ser muy machotes para emprenderlas así contra una pequeña y humilde bodega de las castigadas tierras bercianas por mero ejercicio de justificación ideológica de lo que a todas luces oficia como un chiringuito ministerial.

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