Engaño
POR UN INSTANTE tuve la tentación de prender, en rito inaugural de la temporada, la chimenea en Quinta de Tierz. El cielo plomizo y una leve lluvia recalcitrante eran una irresistible tentación para contemplar las primeras llamas, para escuchar el tímido crepitar de la leña. Pero no, no, me dije. Con casi quince grados no era sino precipitar el curso natural de las cosas, acelerar lo que antes o después (más bien después, sí) ha de llegar. Esta falsa primavera no es el tiempo propicio, por mucho que me puedan las ganas. Engañarse no es el camino hacia el éxtasis, ni siquiera hacia una razonable satisfacción.
La semana terminó con la ruptura de la negociación partidista para recomponer el órgano de gobierno de los jueces. Que, por otra parte, es algo así como si al decano del Colegio de Abogados lo eligieran los protésicos dentales de la provincia. Las dentelladas de la política gustan de dejar la marca de sus incisivos en todas las piezas que se cobra. Y la judicatura es una de las más preciadas. El tráfico de votos en una democracia narcotizada como la que ha perpetrado el gobierno sanchista necesita que sus leyes (que no son sino el precio de los apoyos) cuente con adeptos a la causa en los Tribunales. Y no digamos nada si en un futuro no muy lejano a alguno le toca sentarse en un banquillo ilustre. Mejor estar en sintonía. La música de la ideología permite bailar muy apretaditos.
Así que, siendo quien es el presidente, mendaz hasta lo sublime, no sé cómo Feijóo pensó en una negociación limpia. Claro que tampoco parece que se pueda predicar del gallego una prístina inocencia, pues aunque lo asumiera con nobleza, el juego del reparto del poder judicial no es en sí mismo un alarde de respeto democrático a la separación de poderes.
Cierto que la parálisis en cúpula de la judicatura da a entender que el sistema hace aguas en la sala de máquinas, pero no lo es menos que negociar con quienes tienen en separatistas y terroristas sus socios preferentes era ya no un riesgo temerario, sino una postura de difícil encaje ético. Mejor no engañarse.