Diario de Valladolid

EDITORIAL

Recuperar el camino de la sensatez y la serenidad

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Tras lo sucedido esta semana en las Cortes de Castilla y León, que ha colocado a la política de esta tierra en el foco nacional por el vergonzoso y vergonzante espectáculo ofrecido por algunos de sus integrantes, a los líderes no les queda otro remetido que enmendarse y recuperar el camino de la sensatez y la serenidad. Si consideran que no tienen la obligación de hacerlo  por ellos, sí la tienen de hacerlo por los ciudadanos a los que representan y por los que tienen que trabajar para mejorar la vida del conjunto de la sociedad. 

El parlamento, el lugar en el que reside la soberanía popular de Castilla y León, no puede ser un estercolero de batalla. No harían nada mejor los líderes de los grupos que propiciar un encuentro para conjurarse en la necesidad de que no vuelva a pasar. Y para ello lo mejor que pueden hacer es advertir a los suyos que no se volverán a tolerar insultos ni faltas de respeto. Son los partidos los que deben propiciar una disciplina interna contra la degradación de la política. Porque esencialmente los más perjudicados somos los ciudadanos, pero los más deteriorados son los políticos. Y no todos los políticos son iguales, ni mucho menos. Pero la actitud de unos pocos, degrada al conjunto.

El consenso, el diálogo, la conciliación, eso a lo que tanto suelen aludir los políticos en momentos de crisis y reclamar a los ciudadanos, es el cuento que deben aplicarse tras la crisis vivida la última semana. Y eso pasa por reconocer los errores, pero también por disculparse y a partir de ahí intentar reconstruir un tablero político en el que cabe la discrepancia, la crítica, la divergencia, la disputa dialéctica e ideológica, pero en el que no cabe el macarrismo de ningún tipo. No insultar. No ofender. Y respetar. Esos son principios esenciales del diálogo que forma parte de uno de los ejes de cualquier modelo de convivencia democrática.

Seguramente hay políticos que se sienten cómodos en el estercolero, sólo hay que ver sus redes sociales para certificarlo, porque entienden que eso les proyecta y les sitúa en el plano social. Esa, en buena medida, es la teoría de cierta nueva política que sólo ha llegado para medrar y vivir lo que pueda de una poltrona. Está la otra política, la que trasciende a sus protagonistas y tiene en el progreso y el desarrollo social la esencia de sus existencia.

La política en Castilla y León siempre había sido un ejercicio de serenidad y de responsabilidad, muy valorado por la ciudadanía. Es enormemente triste que los políticos, especialmente los líderes de los partidos, no decidan conjurarse para evitar el deterioro de su tan necesario oficio. Las Cortes no pueden ser vistas por los ciudadanos como un mero lugar donde cada uno va a medir su nivel de testosterona o vanidad. Las Cortes son un lugar imprescindible para que la pluralidad política participe en el desarrollo social y en la combatividad de los retos que nos atenazan y amenazan. Está en sus manos querer ser útiles o limitarse a ser desperdicio.

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