Del consenso de Génova y la inhabilitación estatutaria
REGALADO
Allá por agosto, cuando hace la calor y la pandemia no estaba tan en flor, este periódico anticipó que el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar , sucedería a Jesús Julio Carnero en el PP, una de las organizaciones provinciales con más fuerza y solera del partido que preside Pablo Casado . Eso es periodismo. Para augurar el pasado tenemos a experimentados economistas y para predecir las olas pandémicas pasadas nos sobran comités de expertos. Periodismo es anticipación.
Íscar presidirá el PP pucelano por consenso divino de Génova , que es donde reside el poder omnímodo del PP desde que el PP es PP, por los siglos de los siglos. El también alcalde de Matapozuelos ya ha oficializado su candidatura para coger el relevo el 6 de marzo, Génova mediante. Ni opciones ni alternativas. Sólo zascandiles por Tierra de Campos que citan a Aristóteles y no saben que Sócrates era un medio centro ofensivo de Brasil que endiñaba los penaltis con el tacón.
Ahoran andan con el consenso. Pero el consenso, como la integración, no es una cualidad sin lindes. Y el consenso no alcanza a la figura del número dos, el secretario general . Que será el que decida el presidente elegido por Génova y consensuado por la dirección regional y provincial. Estaría bueno que Casado hubiera tenido que consensuar a Teodoro García Egea como instrumento integrador. El número dos es el que quiere el número uno y el número uno es el que elige al número dos, en palabras de Rajoy . Mayor consenso, imposible. Y del secretario general para abajo todo es orégano y hay campo para la integrar y desintegrarse. Y un diputado nacional está inahabilitado e incapacitado estatutariamente para ser secretario general. Algún niñato acabará mancándose. Con tiempo y un congreso. No las cheiran.