Necedad concertada
LO VERDADERAMENTE desconcertante sobre la educación concertada no es tanto que algunos ministros, y sus descendientes, ocuparan pupitre en colegios de tal modalidad. Lo que mueve a una reflexión, fruncido el ceño, en claroscuro, es la posibilidad de que la formación que se imparte en dichos centros, con la presunción de ciertos principios como valor añadido, tenga fecha de caducidad y no atienda a unos efectos intelectuales y éticos imprescriptibles.
Con la ley Celaá avanzamos, mientras se desprenden oscilobatientes las hojas del calendario, hacia una Feliz Necedad. La sociedad española, gregaria, acude al ruido monocorde de los cencerros que manejan Sánchez e Iglesias y trashuma por las cañadas estériles de la domesticación. Presa fácil. La ignorancia y el animalismo, en sus exactas dosis, crea unos fantásticos seres de fácil domesticación. Es el votante mascota. En la papeleta se acabará poniendo nombre, dirección postal y número de móvil. Servirá para premiar su buen comportamiento, ¡guau, guau!, y para devolver al votante a casa si se pierde.
La izquierda que bebe los calostros del estalinismo bien sabe qué debe ser desactivado. El individuo, la persona, como ser singular, ha de ser colectivizado. Y nada mejor que usar la educación para el proceso industrial de intoxicación mental.
Me gusta el teatro, aunque para tablas prefiero las de la barrera de una plaza de toros. Donde se vive y muere de verdad. Leo en la contraportada de este diario (ayer), que un tal Semprún ha sido premiado por «su larga trayectoria» de actor y director teatral. Dice que quienes ahora añoramos ciertas libertades fuimos los que nunca las hemos respetado. Me doy por aludido, pues yo percibo la restricción de derechos.
Supongo que, como hombre de la ‘cultura’ (un guiño hoy puede ser una subvención mañana…), Semprún debe seguir el guión impuesto. Lo comprendo; es un actor. Simplemente pienso que va siendo hora de que determinados prejuicios sectarios dejen de ser premiados. Aunque con lo de Bildu, lo demás es un delito leve. Cuánta necedad concertada.