El la hora de un pacto real y de la política práctica
Si hay un momento en esta crisis en la que los partidos del arco parlamentario de Castilla y León deben ensamblar un acuerdo de comunidad es ahora de cara al reparto de los fondos que van a llegar de Europa para la reconstrucción. Esa es la política real. Hay otra, la simbólica, que también es necearia y que se significó con el pacto de comunidad del verano. Pero no deja de ser simbólica y la política debe avanzar también hacia lo práctico que es lo que rige los destinos cotidianos y reales de la gente. Hay mucho dinero en juego. Y somos un comunidad inmensa, pero pequeña en habitantes. Y precisamente hay que conseguir lo que parece una dolencia crónica se convierta justo ahora en una virtud. En una virtud para extraer los jugos a esos políticos nacionales y europeos que descubrieron hace poco más de un año el drama de la despoblación y el envejimiento como elemento de involución para los territorios. A esos que se ufanan en conferencia y foros en lamentar la situación que atraviesan territorios como Castilla y León. Pongamos a prueba sus convicciones. O dejemos en evidencia su cinismo. Pero hagámoslo. Háganlo señores del PSOE, PP, Cs, Podemos, VOX, UPL y Por Avila. Únanense en una postura común en la que defender que el reto demográfico sea un aliciente para el resparto de esos fondos que va a empezar a fijarse en la conferencia de presidentes orquestada por Pedro Sánchez para el 26 de octubre con la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Busquen acuerdos comunes. No será difícil. Los beneficios comunes de los ciudadanos de Castilla y León son los que deben regir ese acuerdo común. El guante lo lanzó el presidente de la Junta en el pleno, Alfonso Fernández Mañueco. Es hora de que todos los grupos participen en la política real.
Un acuerdo que debe salir de una participación activa de la oposición. Y un acuerdo que debe salir de una concrección de cifras, inversiones y proyectos, esquivando la lírica política, cuyo cumplimento luego es imposible de escrutar. La responsabilidad del gobierno es hacer partícipe de verdad a los grupos de la oposición. Y la responsabilidad de la oposición, con el PSOE como grupo mayoritario a la cabeza, es establecer un marco de concrecciones para que no pase como en el Pacto de Reconstrucción que se quedó más en las musas que precisaba el momento que en el teatro que exige el nuevo escenario que dejará tras de sí el virus, que ya golpea dos veces.
No esperen. Pónganse hoy. Porque un acuerdo en esta materia hará más difícil que no orillen como ha ocurrido en otras ocasiones por tratarse de una comunidad gigante y con pocos votos echarse a las alforjas los aspirantes al gobierno de la nación. La unidad en este caso será nuestra fortaleza al menos para desmotar pretensiones agraviantes como las que hemos sufrido durante tantos años.