Luchar contra la despoblación no entiende de interinidades
PUEDE LLAMARSE COMO se quiera, reto demográfico, estrategia contra la despoblació, España vaciada o la España de las oportunidades. El nombre es lo de menos. Lo de más pasa por ponerse a trabajar, por fijar el camino a seguir y por hacerlo bajo la premisa del consenso y del esfuerzo de todas las administraciones, partidos y agentes sociales y económicos.
Y es es que la lucha contra la despblación sólo puede haber un vencido, la sangría poblacional, y muchos ganadores, todos y cada uno de los habitantes de ese mundo rural que reclaman a los políticos que dejen de mirarse el ombligo y les miren más a ellos, pero con soluciones.
Una unidad que veía ayer en Gredos, como se había visto antes en otros foros, pero es hora ya de pasar de las musas al teatro, de las palabras a los hechos. Hay que remagarse y poner negro sobre blanco, pero hacerlo con ideas, con proyectos y, sobre todo, con financiación. La tarea es ardua, en gran medida porque son muchos los años de retraso con los que llega, pero aún se está a tiempo, siempre que se quiera. Es el Gobierno central quien debe liderarlo, incluso en Europa, porque es un poblema global, pero sin olvidar que hay territorios, como es el caso de Castilla yLeón, a los que afecta sobremanera.
El presiente de la Junta señalaba que se llevan tres años esperando esa estrategia nacional. Esa que surgió en aquella Conferencia de Presidentes de enero de 2017 ya olvidada. Justo es que se queje el presidente del Ejecutivo autonómico que, a renglón seguido, diga que es el momento para darle un impulso, algo que exige al Gobierno. Bien está, pero no basta con eso. Los gobiernos autonómicos, además de vigilantes, deben ser parte activa en esta tarea. No es momento de quedarse parados viendo cómo se actúa, hay que ser propositivos. Porque la lucha contra la despoblación es una cuestión de todos, como bien indicaba el máximo responsable de la Junta, quien después trasladaba un mensaje de diálogo, de participación y colaboración de todas las administraciones, sin olvidar la necesidad de que estas trabajen igualmente coco con codo con el sector privado.
Ese es el camino. En esa dirección deben dirigirse todos los esfuerzos. No es momento de actuaciones partidistas ni, mucho menos, de trabas entre administraciones. El problema es de todos y todos tienen que poner de su parte para que esa Estrategia Nacional contra el Reto Demográfico que suena bien, además de música y acordes tenga letra, aquella que le pone la financiación.
Se lo deben a los hombres y mujeres del mundo rural que exigen ser tratados de una vez como lo que son, ciudadanos de primera. La lucha contra la despoblación no entiende de interinidades y es hora ya de tomársela en serio.