La sanidad rural, una reforma emergente
Después de CASI cuatro meses mareando la perdiz y a los ciudadanos la Consejería de Sanidad ha empezado a mostrar certezas del plan que tiene para el extenso mundo rural de Castilla y León. Un plan que todavía no se puede valor ni enjuiciar con claridad pues muestra demasiadas incertidumbres, además de inconcrecciones. Seguramente porque ni el propio departamento que dirige Verónica Casado lo tiene claro. No es fácil afrontar una reforma sanitaria del medio rural y menos en cuatro meses. Y esa es la auténtica realidad con la que se han dado de bruces los nuevos rectores de la sanidad regional.
El plan deja claro que los actuales consultorios de los pueblos no cerrarán. Pero también deja claro que no mantendrán la actividad cotidiana de la actualidad. No cerrarán. Pero tampoco abrirán con la asiduidad de ahora si finalmente se lleva a cabo un plan que empezará en modo de pruebas en la comarca zamorana de Aliste. Pero es que ese territorio, elegido para ser área de pruebas, todavía carece de los mapas de los nuevos centros de asistenciales que se crearán, los Consultorios Rurales de Agrupación (CRA), intermedios entre los actuales consultorios y los centros de salud. Los mapas, como ocurrió en la fallida ordenación del territorio, serán cruciales para la eficacia de este plan. Y lo mejor que puede hacer la Junta es ponerlos a disposición de los profesionales y de las autoridades locales para buscar un consenso previo que evite confrontaciones como las que hicieron naufragar la ordenación del territorio.
Que la sanidad rural requiere una reforma para conjugar la eficacia con los recursos es una evidencia. Que este modelo que plantea la Consejería de Sanidad ahora sea el mejor o al menos el menos malo está por determinar. Tendrán que pronunciarse los profesionales, en primer lugar, y los munícipes, que son los que mejor conocen las necesidades de la población de los territorios rurales.
Pero lo que no se puede hacer con la sanidad es andar experimentanto o haciendo pruebas. Hay que tener claro lo que se va a hacer. Yen cualquier caso, que el plan piloto que alumbrará lo que venga en ningún caso suponga un perjuicio para los habitantes de Aliste que va a ser el terreno experimental. Pero, sea como fuere, todavía es difícil enjuiciar la bondad o la maldad de la reforma que sólo está naciendo.