Diario de Valladolid

Redacción de Valladolid

Fracaso de la política

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LA SENTENCIA del Procés agudiza la división entre los catalanes y el resto de España. También en el seno de Castilla y León: sirva como ejemplo extremo las manifestaciones antagónicas convocadas para hoy casi a la misma hora en el centro de Valladolid. La fractura sobre la sentencia es un hecho indeseable. Las condenas de prisión agravan el conflicto.

Los hay que querían más mano dura: la derecha azul y naranja habló de golpe de Estado y buscaba y busca el estado de excepción permanente en Cataluña por ende la criminalización de la disidencia y de la protesta… Lo mismo que Vox, que fue acusación particular en el proceso. PP y Cs fracasaron a medias.

Los siete jueces han firmado, como ambos ansiaban, durísimas condenas;pero les han negado la calificación de rebelión y han impuesto la de sedición. Leo en un digital que las penas medias de cárcel superan las del 23-F.

La calle está dividida como pocas veces. Cataluña arde y la inmensa mayoría, sea o no independentista, rechaza las penas de cárcel impuestas a sus líderes. En el resto de España se ve al revés. El mundo judicial tampoco tiene un sentir unánime; los hay que defienden la rebelión y reclaman 25 años para Junqueras; los hay que abogan por la sedición, como el abogado del Estado, y los hay que consideran la sedición un disparate «autoritario» y las condenas exageradas para lo que pasó. Me siento incapaz de aportar argumentos jurídicos.

Lo que tengo claro es que la sentencia certifica el fracaso de los políticos honestos y revela la dejación de funciones de los que teóricamente nos representan. Los hay que están permanentemente echando gasolina a la hoguera del independentismo más insolidario, a esos colectivos que les importan un pimiento los pensionistas que se manifiestan en Madrid o que sus representantes tumben un presupuesto social para los más desfavorecidos.

Los elevados años de cárcel por un «simulacro» de referéndum me resultan desproporcionados, por más que los que convocaron la consulta no midieron la fuerza del Estado. Era su lucha y su equivocada estrategia hacia ninguna parte.

Esperemos ahora que no ocurran más daños colaterales en este otoño incendiado por acontecimientos y pasividades. Bienvenidos los que exigen diálogo para Cataluña y para el resto. Que nadie restrinja el derecho a la protesta; pero también que nadie intente tapar con la sentencia los problemas de la parte más vulnerable de la sociedad española (y la catalana) porque sería otro fracaso más de la política.

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