Diario de Valladolid

EDITORIAL

Elevada interinidad que pone en riesgo la calidad

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CASTILLA Y LEÓN se sitúa, y por méritos propios, a la cabeza del país en lo que a calidad educativa se refiere. Eso es una realidad que en no pocas ocasiones se pone en valor desde estas mismas páginas y que viene siendo así, pese a los recortes provocados por los duros años de crisis económica y por esa tasa de reposición fijada por el anterior gobierno de Mariano Rajoy que impedía que se completaran y renovaran las plantillas del profesorada y y que disparaba la interinidad docente.

Los números son tan tozudos, o más, que la realidad y éstos vienen a indicar que el curso que hoy se inicia en Castilla y León en Secundaria y Bachillerato lo hace con la tasa de interinidad docente más elevada de los últimos ocho años.

Una realidad que los sindicatos exigen que se corrija desde ya. Razón por la que reclaman miles de plazas de cara al próximo curso y cumplir así con el objetivo firmado, a nivel nacional y autonómico, de rebajar a la mínima expresión esa temporalidad de los profesores.

Las vacantes parciales es una forma de «precariedad de empleo», indican desde el sindicato Csif y no les falta razón. Pero, además, puede llegar a suponer un descenso en la calidad educativa. Y no porque esos profesores interinos no tengan la suficiente formación para mantener esa calidad, que la tienen y sobrada, sino que por su situación temporal, de hoy en un colegio y mañana en otro, es imposible que puedan observar y darle continuidad a la evolución de sus alumnos.

A eso se le añade el que hay docentes que cuenta con una media jornada de 10 o 12 horas a la semana. Además se dan casos de que tengan que impartir asignaturas diferentes o incluso en varios centros. Reducir la interinidad garantizaría la estabilidad de la plantilla, actualmente no hay permanencia en los equipos. Se están dando situaciones en provincias como Soria y Burgos que la gran mayoría de profesores son interinos. Los docentes cambian con frecuencia de alumnos y tiene que prepararse nuevas materias. Esto supone un perjuicio a los estudiantes, además de los propios educadores. Y eso, no cabe duda alguna, redunda en una merma de la calidad de la Educación.

Esta situación es la que provoca que desde los sindicatos, una vez más, se exija que se adelanten las adjudicaciones de interinidad, para que estén a mediados de agosto todas las plazas cubiertas. Y se insiste en que hay miles de docentes que se mantienen hasta el último momento a la espera de destino, con las dificultades que esto conlleva en la conciliación de la vida familiar y laboral.

Todo ello son situaciones que desde la administraciones, en este caso desde la Consejería de Educación deben atajarse desde ya, porque la elevada interinidad docente pone en riesgo la calidad educativa.

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