Diario de Valladolid

EDITORIAL

Las alarmantes cifras de pérdidas obligan a actuar

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LOS TOPILLOS. LA Comunidad vive un dejà vu con una nueva plaga, de la que desde los sindicatos agrarios se venía alertando sin que las administraciones, a decir de estos mismos, hicieran nada por evitarla.

Ahora la plaga ya es una realidad y ya está en el campo castellano y leonés en toda su extensión y no es momento de reproches o de mirar al pasado, con lo que se pudo haber hecho y no se hizo. Toca actuar y hacerlo desde ya y sin descanso, como parece que ahora sí se está haciendo desde la Consejería de Agricultura.

Y toca hacerlo porque las cifras de pérdidas de las que alerta ya Asaja son realmente alarmantes, sobre todo si se tiene en cuenta que ésta, la de los topillos, era una plaga anunciada.

Las organizaciones agrarias lo hicieron en diciembre de 2018 y, más tarde, en marzo. Y la Consejería de Agricultura y Ganadería entonces negó la mayor, incluso les tachó de «alarmistas». Sin embargo, la realidad parece superar ahora a la profecía y el campo sufre las consecuencias de la esa falta de acción.

La situación se torna ahora preocupante, en palabras de los sindicatos, quienes aseguran que, además, se sufren las consecuencias con enfermos de turalemia, pérdidas económicas en la agricultura, la caza y la pesca y la mala imagen para el turismo.

A lo que le añaden, a modo de recordatorio, que la plaga se originó en las cunetas, arroyos y ríos, zonas de titularidad pública municipal, autonómica y nacional, con lo que resulta evidente que se podía haber actuado en eso focos para frenarlo, como por otra parte sí se está haciendo ahora en muchas zonas de Castilla y León. La maleza y las malas hierbas provocan esta situación que se seguirá repitiendo siempre que no haya un sistema permanente de control. Por este motivo es necesario actuar y redoblar los esfuerzos, incluso aunque en algunos casos ya se pueda estar llegando tarde.

Lo que sí viene a demostrar la expansión de esta nueva plaga de topillos es que desde las administraciones tiene que escucharse a quienes realmente conocen el campo, a los agricultores. Personas que están día a día en el campo y que saben dónde, cómo y cuándo actuar. Eso sí, estos agricultores deben saber que no todo vale para paliar esta plaga y que desde la administración se tiene que cumplir con la ley.

La situación ya es la que es y, por eso, desde la Consejería y las diputaciones y desde el Gobierno central, a través de la CHD, tienen que ponerse manos a la obras, redoblar aún más el trabajo para luchar contra esta plaga que daña al campo y acabar con ella. Eso lo que viene a decir las alarmantes cifras de pérdidas, que es hora de actuar.

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