‘Trece días’ para aprender a negociar un pacto
NO ESTARÍA DE MÁS que este fin de semana los negociadores del pacto para gobernar Castilla y León dedicaran algo de tiempo al cine. Al cine del bueno. El teatro es otra cosa que los políticos manejan con enorme destreza sin necesidad de haber pisado jamás las tablas. Los negociadores de los dos que se sepa públicamente que negocian:PP y Cs. Si a alguno le van los tríos, seguramente lo llevará en sus adentros, y de momento lo ocultará, por aquello de la decencia, que también exhibe en política aunque no exista más que en el imaginario de quien la predica pero no lo practica. ¡Al séptimo arte! Estaría bien que dedicaran dos horas y 25 minutos a degustar la maravillosa Trece días, fabuloso relato político de las jornadas que tuvieron en jaque al mundo por la crisis de los misiles de Cuba en 1962. Toda una parábola de cómo se negocia, como lo hizo el inigualable Kennedy con su homónimo soviético Kruschev. Sin verse las caras ni cruzarse una sola palabra. A través de un metalenguaje, tal y como espeta el secretario de Defensa, Rober McNamara, en el puesto de control a un atolondrado almirante que sólo ve barcos y bengalas y no es capaz de avistar mensajes de alto calado en unos ejercicios navales del bloqueo a la isla de Castro. No estaría de más, porque así sabrán los unos que hay ocasiones en las que es imprescindible hacerse el idiota, aceptar la primera propuesta y hacer que no ha visto la segunda. O entender que hay ofrecimientos iniciales tan suicidas que no se pueden aceptar porque de lo contrario el siguiente, o el siguiente, o el siguiente, sea imposible asumirlo e irremediablemente la consecuencia sea acabar entrando en guerra. En cualquier caso, aunque sólo sea por el deleite que la vean. Yluego hagan lo que puedan para evitar la guerra, porque igual ya está declarada y o unos no lo saben o el otro todavía no lo ha hecho púbico.