Mentira
Dice la Wikipedia que una mentira es una «declaración realizada por alguien que sabe, cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, de forma que se oculte la realidad o la verdad en forma parcial o total…» Sí. He acudido a la veloz Wikipedia. Pido perdón. Mi diccionario de ‘la Real’ está en la biblioteca, por llamar de alguna manera a un enorme y anárquico estaribel, a un gran túmulo de libros apilados a su antojo allá en el pueblo donde duermen mis apuntes del alma, entre miles de marcapáginas y garabatos. Años ya. Ambos, ellos y yo éramos un único tenderete literario y añoramos el tacto digital, con la yema del dedo, aquel interés por la lectura y la complicidad por el dato.
Cuántas veces se juntaban gavillas de ejemplares consultados para una puñetera frase. Simple y sola. ¡Qué júbilo al descubrirla entre hojas! Qué tiempos tan precisos. Redimida mi pena y pérdida de papeles, admito humildemente que he tirado de la ‘Wiki’. El que, en este oficio, no lo haga, que tire la primera piedra y, si miente, que le entre un virus exterminador en la pantalla.
Y todo esto porque tengo la sensación de que la mentira, con todo su cargamento filosófico, nos envuelve en estas fechas con virulencia. Andamos todos inmersos en un bucle ‘marmotil’ inacabable. La mentira es la gran señora de la conversación y la reina de la oratoria. Ahí está, subida al púlpito y al atril, arengando a las tropas y campeando de micrófono en micrófono con lenguaraz soltura. Y sin que nadie la detenga por mentirosa. Ya no me fío de los viejos dichos populares. Menos del que dice que se ‘pilla antes a un mentiroso que a un cojo’. Lleva en el pecado la penitencia. Es también mentira.
A estas alturas del texto sabrán que hablamos de elecciones. Y se trata de apartar la mentira en cada promesa electoral. Nos están prometiendo de todo. Mienten. Cómo se atreven a asegurar que todo va a ir bien. Cómo juegan con los necesitados. Y lo peor, con los pobres, que los hay, de espíritu y de jornal. Cómo se atreven a prometer algo que en poco tiempo va a generar enfado, desconsuelo y desilusión.
Alucino cuando tocan con tanta ligereza asuntos como el empleo o la justicia social y me cabreo cuando tienen las agallas, los unos y los otros, de hablar de la despoblación. Dicen que tienen la solución. Mentira.