Diario de Valladolid

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UNA imagen que se producía ayer en Soria se puede interpretar como un símbolo de la primera etapa, que se cerrará el lunes, respecto a la formación de listas electorales. Se encontraron en un acto sobre despoblación Tomás Cabezón, hombre de Pablo Casado en Soria y candidato al Congreso, con Marimar Angulo, ex presidenta del PP soriano a quien su sustituta, Yolanda de Gregorio, vetó inútilmente en la lista del Senado y que Madrid ha impuesto, y el portavoz popular en el Senado, Ignacio Cosidó, autor de un famoso mensaje de Whatsapp que está fuera de las listas y ya se habla de él como senador autonómico aunque queda mucho para que se constituyan las nuevas Cortes de Castilla y León.

Casado ha impuesto su autoridad al elaborar las listas y ha dejado a muchos descolocados, aunque no se hayan expuesto tanto como lo hizo la presidenta soriana, que exhibió una lista aprobada por el Comité Electoral Provincial, para la que incluso logró el apoyo de Fernández Mañueco, para que luego se la enmendara sin más problemas Génova, que ni se inmutó por el numerito montado por la soriana, que además ha quedado aún peor después de que la única candidata suya que iba al Senado, Cristina Pinillos, renunciara ayer mismo nada más ser oficializada su designación.

Al menos a De Gregorio la han dejado colar como sustituta a otra amiga personal, Laura Prieto, y a ella seguir de suplente. Todavía queda recorrido con las listas, pero se ha demostrado ya que su elaboración puede suponer un destrozo en los tiempos actuales. Porque mucho peor que al PP les ha ido a los de Ciudadanos, en varios lugares, pero con el mayor esperpento en Castilla y León, coronado con un frustrado pucherazo. En el PSOE también se ha impuesto la dirección nacional, con menos ruido, eso sí, en Castilla y León que en lugares como Andalucía, donde la perdedora de las primarias frente a Pedro Sánchez, Susana Díaz, solo pudo tomar nota cuando conoció lo que se decidía para su comunidad autónoma.

En Podemos, el lío ha provocado fugas sonadas, algo que también ha sucedido en otros partidos, pero no con tanta trascendencia. Así que la foto de Soria, con la satisfacción que irradian los que se sienten arropados por quien tiene la sartén por el mango en el partido, puede ser reflejo de otros muchos casos. Luego, a esperar el veredicto de los ciudadanos en las urnas.

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