Diario de Valladolid

De la cuna a la cama... elástica

Hija del olímpico José Ginés, siguió sus pasos en la gimnasia artística, donde estuvo a un paso de ir a los JJ.OO., y de trampolín, donde fue campeona de España

Loreto Ginés vuela sobre el aire del polideportivo Pisuerga, donde entrena a los alumnos de la escuela delGimnasia Acrobática Valladolid.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Loreto Ginés vuela sobre el aire del polideportivo Pisuerga, donde entrena a los alumnos de la escuela delGimnasia Acrobática Valladolid.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

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Guillermo Sanz

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Pasar de la cuna a la cama es una de esas transiciones a las que se enfrentan los más pequeños. Sin embargo, el caso de Loreto Ginés es peculiar. Aún dormía en su primer nido cuando saltó, literalmente, a la cama...elástica. Lo hizo impulsada por su apellido: Ginés. Su padre José Ginés fue olímpico en Múnich 72 y la herencia de su madre Loreto Montero, también gimnasta, vieron cómo su primera semilla germinaba en el suelo fértil de un gimnasio.

«Con diez meses yo no sabía andar, pero me ponían en la cama elástica y saltaba», recuerda Loreto Ginés, que explica cómo fue su infancia entre paralelas y potros: «Yo he nacido aquí. Para mí nunca ha sido raro. El gimnasio era mi parque de juego», admite. Mientras el resto de gimnastas tenían que aprender el abecé de este deporte, la mayor de las Ginés ya sabía declinar en latín. Así, en 1986 entró a formar parte del equipo nacional de gimnasia artística, con el que participó en el Europeo Júnior de Karlsruhe (Alemania), el de Avignon (Francia) o la Copa del Mundo de Moscú.

El camino de Loreto Ginés marcaba destino hacia Seúl. Los aros olímpicos parecían dibujarse en el horizonte. Los méritos estaban escritos con letras capitulares, pero el nombre de la gimnasta no apareció en la lista para los JJ.OO. del 88. «Que no me llevaran a las olimpiadas fue un palo gordo. Después de eso estaba desmotivada, porque me lo había ganado. Además se juntó en verano que me volví a lesionar». Con estas palabras resume Loreto Ginés su precipitado adiós de la gimnasia artística. Sus méritos quedaron en la hemeroteca de TVE, donde los españoles pudieron ver su innato talento en el programa Objetivo 92, donde fue la mejor española, y la segunda mejor de la general del duelo ante Francia.

La mayor de las Ginés comprobó de nuevo que la gimnasia tiene vida más allá de la artística. Así volvió a subirse con decisión al trampolín, donde comenzó a escribir líneas de su currículum a la misma velocidad a la que teclean los milenials en su teléfono móvil. En el mismo escenario en el que saltó antes que caminar, Loreto desfilaba con estilo, tanto que acumuló una decena de campeonatos de España en absoluto.

Sus méritos fueron más allá de los Pirineos. Participó en el Campeonato del Mundo de Nueva Zelanda en 1992, en las Copas del Mundo de Antives (donde quedó finalista en Tumbbling) y Nissen y consiguió un bronce por equipos en el Campeonato de Europa Júnior de Suecia. Sus estudios de magisterio la apartaron de la competición. Sin embargo, aún quedaba tiempo para un último capítulo.

En 1998 sus hermanas Teresa y María volvieron a saltar y la mayor no pudo evitar la tentación de pisar una última vez la cama elástica. «Mis hermanas volvieron a saltar y me piqué», reconoce. Así, se enfocó una foto para la historia, la lanzada en Oviedo, en 1998, con las tres hermanas Ginés dando lustre a su herencia gimnasta copando el podio del campeonato de España. Loreto (que presumió de oro en esa ocasión) había vuelto con ganas de guerra. Con la clasificación para el Europeo en el bolsillo, la gimnasta volvió a reencontrarse con el antagonista de su historia: las lesiones. «Me clasifiqué para el Europeo, pero en verano me caí de cabeza y me tuvieron que operar de las cervicales», narra. Con esta escena en la pantalla apareció el cartelón de the end. Los créditos finales corrían en una película deportiva que tuvo secuela como entrenadora.

Loreto siguió el negocio familiar de los Ginés Montero. Junto a sus padres y hermanas, Loreto contribuye, desde la dirección del equipo de artística, a la formación de los gimnastas del futuro en el Gimnasia Acrobática Valladolid, un vivero en el que desde hace años se cultiva un talento que ha dado sus frutos tanto a nivel nacional como internacional. «Se viven diferente los éxitos como deportista y como entrenadora. La verdad es que con esto me emociono mucho», reconoce. Uno de los momentos más emotivos fue cuando sus hijas Irene, Sara y Loreto Tuñón y las de su hermana Teresa finalizaron en tercer lugar en el campeonato de España.

Los pasos que marcó José Ginés los siguieron sus hijas y ahora sus nietas que, al igual que Loreto nacieron acunadas por una cama elástica. «Loreto a los cuatro meses ya estaba aquí conmigo», reconoce Loreto Ginés, que asegura: «Yo no quiero presionarlas, quiero que lo disfruten. Irene ha decidido dejarlo y no hay ningún problema. Loreto hace artística y trampolín y Sara ha decidido hacer trampolín. Yo lo que sé es que cuando están saltando están sonriendo»; una imagen que parece haber retado al paso del tiempo, en el que la misma sonrisa ha viajado desde la juventud de la madre hasta la de las hijas.

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