Diario de Valladolid

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NO HAN llegado los Reyes Magos, y la felicidad política por Navidad y Año Nuevo se ha ido al garete. Prueba de que los políticos –ninguno– creen en la felicidad, ni en los Reyes, ni en los 17 mensajes que lanzan desde las autonosuyas por estas fechas.

Y menos Sánchez que reparte el turrón a velocidad de falcon. Así que el votante pisa tierra y piensa como la Celestina por las calles de Salamanca: que aquí no hay «antruejo sin luna, ni feria sin puta, ni piara sin artuña».

En estos instantes el ensayo andaluz, que iba a reparar la felicidad hispana hasta en las tumbas, se encuentra patas arriba.

A Vox le han tocado tanto las narices PP y Ciudadanos con sus complejos de izquierda podemizada, que se ha echado la cuenta que se hacen los matemáticos de mi pueblo: quien no castiga culito no castiga culazo. Y dicho y hecho: dicen que no apoyarán las leyes de género ni las de memoria histórica, que tanto gustan a peperos y a ciudadanitos en tanga.

Señal evidente de que en Vox leen con lupa lo que dicen las encuestas. Según las últimas, realizadas en los preámbulos de la felicidad navideña universal, señalaban lo obvio: que el 61% de votantes del PP, y el 53% de los de Ciudadanos, están de acuerdo que se pacte con Vox.

¿Y qué quiere decir esto? Ni idea, pero nada bueno para tanto melindres suelto que, encima, ni creen en los Reyes. En Castilla y León, por ejemplo, sabemos muy bien qué significan estos picaflores del culantro –hierba umbelífera– en relación con la Ley de Memoria Histórica: que el Archivo de Salamanca se vacía de contenido para servir de piqueta a los independentistas catalanes.

Y ya está bien de concesiones. ¿Que no hay acuerdo para gobernar Andalucía? Pues nada, nuevas elecciones y vuelta la burra al trigo hasta que la albarda se caiga a pedazos.

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