Diario de Valladolid

EDITORIAL

Una apuesta necesaria por la industria aeronáutica

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CASTILLA y León constituye hoy una potencia aeronáutica y aspira a reforzar otros sectores industriales para llegar a 2020 con un 20% de la industria manufacturera.

En esa carrera realista, en la que el Pacto por la Reindustrialización sumó voluntades políticas, económicas y sindicales, el sector aeronáutico juega un papel importante. Esta Comunidad acoge hoy a subcontratistas de primer nivel del gigante Airbus, como Aciturri, que han sabido crecer y diversificar su nómina de clientes e incluso de procesos industriales. Junto a la compañía burgalesa hay otros fabricantes de la industria auxiliar que han conseguido que Castilla y León sea una referencia para el sector.

En esa evolución y apuesta industrial, la tecnología, el tamaño y las políticas de apoyo institucional son claves para competir en un mercado muy globalizado donde los ‘próximos partidos’ se jugarán muy lejos de España y no digamos de Castilla y León.

Por eso, es lógico que el sector reclame tamaño, tecnología y apoyo estatal como lo tienen otros países europeos con los que competimos.

Y en esos retos, la Comunidad autónoma se juega también el empleo. La aeronáutica no tiene en España y en Castilla y León el tamaño de la automoción, pero sí es un baluarte de prestigio internacional y de vanguardia tecnológico ante el mundo. Por eso reforzar sus debilidades es una tarea de las administraciones central y autonómica.

El consejero delegado de Aciturri, Gines Clemente, elogia en esta páginas la visión global de la nueva ministra sobre el sector aeronáutico. Lo que hace falta es que la voluntad teórica se convierta en hechos y como mínimo estas empresas de primer nivel reciban el respaldo necesario para ganar tamaño en esa economía global que difumina las fronteras.

Castilla y León necesita de esas industrias para fortalecer al sector que crea más empleo de calidad. La apuesta de la automoción, la aeronáutica y la agroalimentación proyectan un futuro con cierto optimismo en el que la Comunidad no puede dormirse en los laureles porque si no se avanza con más innovación, proyección internacional, cooperación y tamaño, lo harán otros que hoy están más retrasados.

Por eso, ese necesario revisar los planes estratégicos para verificar si las apuestas teóricas sobre el papel se corresponden con los resultados. Esa diversificación industrial que se abre paso en la Comunidad es del todo positiva si el conjunto va tomando fuerza y sumando empleos de futuro. La digitalización en marcha es un proceso imparable.Que todo el sector, y sobre todo las micropymes, lo tengan claro es el camino para una industria imprescindible para el futuro de esta tierra.

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