El cierre de Compostilla no puede salir gratis a Endesa
DICHO Y HECHO. Estaba avisado, ya se había anunciado de manera extraoficial, pero ahora cuenta con toda la oficialidad. Endesa echa el cierre a la central térmica de Compostilla en El Bierzo. Así se lo acaba de comunicar al Gobierno. Y lo hará en 2020, también como lo tenía previsto.
Un anuncio que supone una piedra más e en fin prácticamente definitivo de la minería del carbón en la Comunidad. Endesa añade a este cierre un plan de futuro destinado a compensar los efectos del cierre, con una inversión de unos 240 millones de euros que se destinarán a instalaciones solares fotovoltaicas. El problema es que esa inversión, tal y como remarca el presidente del Consejo Comarcal, Gerardo Álvarez Courel , apenas va a suponer una gran creación de empleo. Desde luego, nunca al mismo nivel del que se pierde con la clausura de la térmica.
En ese sentido, entre las medidas concretas para el desarrollo de actividades económicas y generación de empleo en la zona de la central, la compañía también propone usar las instalaciones de la planta como almacén central de logística de los parques eólicos. Además, la compañía impulsará un programa a fin de que agentes públicos y privados puedan presentar otras alternativas viables para generar proyectos de inversión y creación de empleo en el propio emplazamiento de la central o en sus zonas aledañas.
«En las actuales circunstancias regulatorias y de mercado es imposible abordar las inversiones necesarias para que la central cumpla con los nuevos límites de emisiones establecidos por la Unión Europea», aseguran desde la eléctrica, que eso sí da «total prioridad» a la contratación de trabajadores de las actuales empresas auxiliares en las actividades de cierre y desmantelamiento de la planta, que se prolongarán durante un periodo aproximado de entre cuatro y seis años, y que generarán.
A los empleados de la central se les ofrecerán recolocaciones, de manera personalizada, en distintos puestos de trabajo de la compañía según sus funciones, siempre teniendo en cuenta la proximidad geográfica a su actual entorno laboral, y se considerarán asimismo las posibilidades derivadas de los trabajos de cierre y desmantelamiento.
Medidas que todas ellas se enmarcan dentro de la lógica más absoluta. La realidad, y hace bien la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, en recordárselo a la eléctrica es que «no se va a ir de rositas». Que es tanto como indicar que no puede salirle gratis. Las administraciones, el Gobierno y la Junta principalmente, tiene que exigir a Endesa inversiones que garanticen cuando menos el mismo empleo que va a perder con el cierre de la central térmica. Eso es pelear por el futuro de las cuencas.