Diario de Valladolid

RUGBY / EL SALVADOR / VRAC

Todo el mundo tiene hueco en la melé

Los clubes de élite han hecho de la inclusión su bandera / El Chami cuenta con equipo propio de rugby inclusivo, mientras que la cantera del Quesos ha sumado jugadores con Down

Los jugadores del equipo inclusivo de El Salvador posan después de ganar todos sus partidos en el torneo celebrado en Toledo.-TEO GARCÍA

Los jugadores del equipo inclusivo de El Salvador posan después de ganar todos sus partidos en el torneo celebrado en Toledo.-TEO GARCÍA

Publicado por
Guillermo Sanz

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El rugby vallisoletano no sólo gobierna sobre el tapete verde, donde VRAC y El Salvador se han convertido en la tormenta perfecta capaz de arrasar año tras año en España. Los triunfos más valiosos no siempre tienen detrás el brillo de una copa. Hay una máxima que asegura que el rugby es un espacio en el que todo el mundo tiene un hueco. Palabras que toman forma tridimensional cuando ‘Chami’ y Quesos ponen la teoría sobre la tabla de la práctica.

«El rugby por su propia naturaleza es inclusivo», asegura Paqui Gago, responsable del VRAC solidario; una afirmación que secundan al otro lado de los campos del Pepe Rojo: «El rugby es el deporte de igualdad por excelencia», añade la directiva y responsable de la acción social de El Salvador, María Morán. Ambos clubes han abierto sus puertas a todo aquel que haya llamado, sin más preguntas. Para muestra, el equipo inclusivo colegial o el hecho de que niños con Down disfruten del rugby en el VRAC junto al resto de sus compañeros de cantera.

El Salvador dio un paso adelante hace cuatro años de la mano de Plena Inclusión Valladolid. Desde entonces, el club chamizo ha cogido carrerilla hasta contar con un propio equipo de competición que fue homenajeado la semana pasada antes del partido de División de Honor. «Buscábamos que todo el mundo tenga su lugar y pueda practicar rugby», explica Morán. Los entrenamientos encontraron el año pasado un punto de inflexión con la celebración de un encuentro Mix Hability con Los Hidalgos (equipo inclusivo de Los Quijotes). «Supuso un antes y un después, porque cuando prueban la competición todo cambia para ellos», asegura.

Con 30 participantes de todas las edades en sus filas, el equipo de El Salvador ya tiene dentro el ADN ganador del club colegial. El pasado 18 de noviembre lo demostraron en Toledo, donde quedaron campeones en un torneo ganando todos los partidos. Regar ese talento en otros terrenos, incluso el Campeonato de España, es uno de los objetivos que se marca el club, donde los jugadores de Plena Inclusión han encontrado el respaldo del equipo de rugby touch: «Juegan con ellos para dinamizar el juego y para proteger al jugador. Que esta sección esté volcada es crucial para su crecimiento», asegura María Morán. La directiva asegura que el ensayo ganador que se persigue es el de «generar un equipo de referencia para que las familias vean que se puede».

En el VRAC formaron la melé inclusiva el pasado año y lo hicieron con una fuerza arrolladora. La firma de un convenio con Down Valladolid ha cogido cuerpo con la entrada de dos niños en la cantera del club quesero, donde son uno más en los entrenamientos. «Era una de nuestras asignaturas pendientes. Ahora tenemos como objetivo trabajar todo tipo de habilidades sociales y personales en base a los valores del rugby para incidir en una educación integral para todos», explica Paqui Gago.

De esta manera, después de que los entrenadores recibieran la formación necesaria por parte de Down Valladolid, el club dejó abiertas las puertas de Pepe Rojo para que la entrada fuera libre. Así se sumaron Erix y Manuel, dos niños más en el equipo de los linces del VRAC. «El deporte inclusivo tiene una filosofía con varias premisas. La primera es que el deporte se tiene que adaptar a las personas y no al revés. Otra es no disfrazar las limitaciones. No se puede tapar, hay que incluirles y romper barreras. Todos somos iguales y tenemos el mismo derecho a jugar», asegura.

Las diferencias están sólo en los ojos del que mira y a todos los efectos Erix y Manuel son dos compañeros más para los linces: «Los niños están felices. Nuestros linces ven en ellos un compañero más. Se dan cuenta de que tiene una limitación y se vuelcan, y ellos se sienten arropados», explica la responsable de acción social del VRAC, que espera que más niños imiten el ejemplo que dan estos dos canteranos.

El compromiso del VRAC va más allá de Down Valladolid. También los chicos de El Puente Salud Mental han dejado su huella en Pepe Rojo... y viceversa. Hace dos años comenzó una labor de visibilización de las enfermedades mentales y en primavera de este año pasó al plano de los entrenamientos con una actividad en el que pudieron acercarse al mundo del oval; una práctica que volverá este curso para subrayar, una vez más, que el rugby es un palacio en el que cabe todo el mundo.

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