Diario de Valladolid

Banderas ‘ejemplares’

Luis Huertas y Unai Hontiyuelo, ambos con las piernas amputadas, sirven de espejo a los jóvenes en su labor como entrenadores de fútbol

Luis Huertas y Unai Hontiyuelo disputan un balón antes de comenzar un entrenamiento.-J.M. LOSTAU

Luis Huertas y Unai Hontiyuelo disputan un balón antes de comenzar un entrenamiento.-J.M. LOSTAU

Publicado por
J. I. Fernández

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La vida es el mayor regalo del que dispone la humanidad. Pero, a veces, las dificultades u obstáculos pueden conducir a pensar lo contrario. En el mundo del deporte existen múltiples historias de superación reales que hacen pensar que la fuerza y las ganas por vivir son capaces de sobreponerse a cualquier desgracia. Cuando se habla de deporte inclusivo siempre se piensa en personas que puedan servir de espejo, pero el mejor ejemplo es que los propios entrenadores sean personas que han encontrado en el deporte su mejor medicina. Este es el caso de Luis Huertas y Unai Hontiyuelo, dos jóvenes futbolistas vallisoletanos, que, con una importanta discapacidad, ahora ejercen como entrenadores en el equipo de la Fundación Eusebio Sacristán gracias a una prótesis que les permite jugar al fútbol.

Ambos fueron jugadores de la escuela del hoy entrenador del Girona y ahora han completado el círculo pasando al otro lado y ejerciendo como técnicos. Ellos podrán decir con conocimiento de causa que una incapacidad física puede evitar que chuten al balón y celebran un tanto.

Luis Huertas (Valladolid, 2001) nació con una malformación y carece de las dos piernas y solo tiene dos dedos en un brazo. Su sueño, como el de muchos niños, era poder jugar al fútbol además de realizar natación. Y lo consiguió. Para él su discapacidad nunca fue una limitación para alcanzar sus metas. Su padre habló con Pedro Pablo Coria, responsable del equipo de la FES, y le dijo que su equipo quería jugar al fútbol. «Pues traelo y que pruebe», le dijo. A lo que el padre de Luis contestó, «lo único es que no tiene piernas». No pasó nada, su misión, la de jugar y estar con otros compañeros, se logró. Ahora él intenta ser ejemplo para otros. «Si se es constante y se lucha, se puede», afirma.

Aunque donde Luis Huertas mejor se desenvuelve es en el agua. Este verano participó en el Campeonato de Europa de Natación Paralímpica celebrado en Alemania. El deportista estrenó su condición de internacional absoluto con un botín de tres diplomas paralímpicos, al lograr meter se en tres finales de las cuatro pruebas en las que participaba. Ahora quiere estar el próximo año en el Mundial de Malasia, para posteriormente dar el gran salto:participar en los Juegos de Tokio 2020 ya que forma parte del equipo AXA de Promesas paralímpicas del Cómite español. «Estoy plenamente concentrado y espero poder estar», aventura.

En el caso de Unai Hontiyuelo, su peor desgracia se convertiría en la mejor oportunidad para su crecimiento personal. Con ocho años, perdió las piernas y tres dedos de una mano. Contrajo meningitis (sepsis meningocócica) cuando pasaba unos días en un campamento. Desde ese día su vida cambió por completo, ya que esas secuelas se tradujeron en la amputación de ambas piernas por debajo de la rodilla y en un daño renal severo.

Hasta ese momento, el joven goleaba en las categorías inferiores del UDSur, sin embargo, la enfermedad no le ha impedido triunfar como deportista ya que encontró en el deporte su mejor receta para salir adelante. Su pasado como futbolista se comprueba cada vez que dispara a puerta, la intuición y el olfato de gol es algo que no ha perdido.

Además, el pasado mes de junio debutó en el Campeonato de España Absoluto por Clubes de Natación Adaptada gracias a la mínima lograda en el 50 espalda y también es entrenador en la FES, ya que su amigo Luis le trajo. «No somos cañeros, intentamos que los niños aprendan y sobre todo que se lo pasen muy bien y vean que cualquier cosa es posible», comenta Unai.

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