Diario de Valladolid

BALONMANO / INCLUSPORT CYL

El poder de la ‘Diverterapia’

Hace cuatro años comenzó una actividad que ha evolucionado hasta convertirse en un club que trabaja con medio centenar de personas con TEA / Este año se ha lanzado a trabajar el balonmano en silla de ruedas

Foto de familia de los integrantes y padres de la sección TEA de Inclusport.-

Foto de familia de los integrantes y padres de la sección TEA de Inclusport.-

Publicado por
Guillermo Sanz

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Si Charles Darwin fuera contemporáneo de esta era, pondría sus ojos en Inclusport Castilla y León para encontrar el ejemplo perfecto de evolución. Lo que comenzó hace cuatro años como una actividad nacida en el seno del Hand Vall ha crecido hasta convertirse en un club autónomo que ha visto cómo el ejército multiplicaba el número de guerreros que defienden el grito de guerra de Inclusport: ‘Balonmano para todos’.

Abrir la puerta del pabellón a las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) fue el primer timbre tocado por el club, que se encontró las puertas abiertas de par en par. Así, una aventura que comenzó con doce adultos se ha convertido una gran familia de 53 jugadores que cada semana hacen en el polideportivo de Hijas de Jesús el ‘TEAtro de los sueños’, tablas sobre las que se interpreta ‘Diverterapia’, como la define el presidente del club Óscar Perales: «Son chicos que tienen dificultades para las habilidades sociales. El deporte colectivo hace que tengas el balón como nexo de unión para comunicarse. Para algunos, el objetivo es meter un gol, pero para nosotros es, por ejemplo, que choquen la mano cuando meten un gol o que vayan todos uniformados».

Perales explica la victoria que persigue el club (que cuenta con un monitor-entrenador para cada dos alumnos); una victoria que no queda sentenciada por un marcador: «El objetivo es hacer el balonmano accesible para todo el mundo. Ellos compiten contra sí mismos para ser mejores que el día anterior. La terapia es salir de la rutina y ser uno más, que se vea el carácter igualitario del deporte. Si hiciéramos un deporte individual alimentaríamos su espectro autista, pero con uno colectivo les obligamos a socializar», asegura. La evolución en los jugadores es palpable y los jugadores del Inclusport pueden presumir de celebrar victorias cada día.

La diversión del deporte suele lleva implícita una llamada a la competición, una demanda que ya suena entre los jugadores de la sección de TEA, que ya han dejado ver su evolución en El día del balonmano en la calle o en el Torneo de Corrales de Buelna: «Lo más complicado es encontrar contrincantes, porque no hay más equipos TEA», lamenta Perales, que adelanta su idea de crear una liga no oficial con otros clubes amigos. De manera paralela aparece otra meta: «Incluir a un niño con TEA en un equipo con niños neurotípicos y que no se note la diferencia». La inclusión como razón de ser.

El club va más allá y no quiere poner un candado en la puerta del balonmano. Por ello, este año han organizado actividades con los diferentes clubes de la ciudad para que los integrantes de Inclusport descubran el hockey, el baloncesto, el voleibol (con los que ya han realizado alguna actividad de familiarización), la esgrima, el fútbol o el rugby.

Que el balonmano sea una fuente accesible para todo el mundo se convierte en un dogma dentro de Inclusport, que este año (después del programa piloto del pasado curso) se ha zambullido de lleno en el balonmano en silla de ruedas con la creación del segundo equipo de España (el primero está en Madrid, contra quien jugarán un partido de exhibición durante el CESA de enero en Valladolid).

Con el Pilar Fernández Valderrama como centro de operaciones, el BSR Valladolid contribuye a la causa cediendo las sillas para una actividad que Óscar Perales define como «dinámica y superfísica» que se juega en dos modalidades (4 contra 4 o 7 contra 7) y con poterías de 40 centímetros menos de altura que las reglamentarias en balonmano. «Quiero que la gente que no tenga discapacidad también descubra este deporte», asegura el presidente de Inclusport.

El templo de Inclusport tiene un tercer pilar en ‘Diverbalonmano’, una actividad bautizada así «porque lo importante es divertirse. Aquí no hay microobjetivos, lo único que se persigue es que los chavales quieran volver al día siguiente». Objetivo cumplido para un grupo de niños y niñas con capacidades diferentes que descubren a otro ritmo todo lo que rodea el mundo del 40x20. Deporte camuflado de juegos que tienen como trofeo una mejoría en sus aptitudes físicas y motrices.

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