Diario de Valladolid

TRIATLÓN / IRONMAN HAWAII

Una dieta rica en hierro

El vallisoletano José Antonio Arranz completa su cuarta participación en la prueba de Hawaii, cuna del triatlón / Sudáfrica será en abril su siguiente parada / «Me gustaría hacer un Ironman en cada continente», asegura

José Antonio Arranz posa con sus medallas de finisher en Hawaii.-E. M.

José Antonio Arranz posa con sus medallas de finisher en Hawaii.-E. M.

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Guillermo Sanz

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Cuando uno mira la tabla periódica, en el cajón en el que descansa el hierro bien podría aparecer las iniciales del vallisoletano José Antonio Arranz. El triatleta se ha ganado un hueco en la leyenda de Hawaii, donde se ha convertido en un ‘cliente habitual’ después de cuatro años participando en La Meca de los ‘superatletas’.

El deportista ha sumado ases a su mano para conseguir un póker en el icónico Ironman, que cumplía su 40 aniversario este año. José Antonio Arranz ya es parte de la historia de una prueba que soplo 40 velas y lo celebró con los récords de Patrick Lange y Daniela Ryf. El vallisoletano consiguió su mejor tiempo (9:08) y escribió su nombre en el puesto 33 de su grupo de edad, el 160 de la general y elcuarto mejor español. Unos números que ganan en valor con las perspectiva de participación: 2.500 personas llegadas desde todos los lugares del mundo.

Frankfurt, Mallorca, Lanzarote y, de nuevo, Frankfurt, fueron los lugares en los que José Antonio Arranz selló su pasaporte para Kona Kailua, donde con su cuarta participación (la tercera consecutiva), se ha convertido en uno de los españoles que aglutinan mayor presencia en la isla del Pacífico. Todo ello pagado por su bolsillo, día a día del deporte amateur. Una inversión mínima de 5.000 euros por el que merece la pena invertir dada euro puesto sobre la mesa.

Después de una buena primera experiencia y de dos tragos agridulces (en 2016 le perdieron la bici en el viaje y en 2017 fue penalizado durante el trayecto ciclista), el triatleta desembarcaba en Hawaii con la intención de «buscar las sensaciones del primer año. No sé si fue por la ilusión de ser el primero pero rendí más de lo que daba ese momento. Yo siempre había visto esta prueba desde la pantalla del ordenador y venir cada año es especial. Correr allí tiene un significado diferente, porque es lo que siempre he querido. Cuando corres y ves pasar a los Pro sabes que estás en el sitio donde todos quieren ir», confiesa.

Tras un sector de nado en el que supo esconder su lesión de espalda y un tramo ciclista en el que encontró su mejor versión, Arranz se topó con el maratón, talón de Aquiles del pucelano en esta edición. La organización no le abasteció con geles y corrió los últimos 15 kilómetros sin avituallamiento, algo que pudo poner en riesgo su salud, ya que hizo con hipotermia los 42 kilómetros de la carrera a pie. «Cuando llegué a meta me desmayé y desperté en la camilla. Hice un esfuerzo brutal para llegar a meta», admite un deportista para el que la balanza sigue estando en puntos positivos: «Claro que merece la pena. Es peligroso sobrepasar los límites del cuerpo, pero yo miro para atrás y me hubiera arrepentido mucho si hubiera acabado andando. Me siento orgulloso», reconoce.

La climatología acompañó como nunca. El termómetros y el viento se aliaron para intentar conseguir bajar el limbo de las nueve horas. No pudo ser, la maratón se lo impidió, a pesar de rebajar en quince minutos su mejor marca personal. «Me dicen que tengo que estar contento, porque es complicado lo que hago y siempre estoy arriba. Este año he sido el 4º mejor español, pero siempre quiero más», confiesa ambicioso José Antonio Arranz, que tiene en casa quién le siga los pasos en el terreno del triatlón: su hija, que ya tiene dos medallas en el Ironkids hawaiano.

Dice el dicho que no hay quinto malo y es la máxima que el vallisoletano quiere llevar de compañero de viaje. «Seguro que no hay quinto malo. Este año tenía las expectativas muy altas y no salió como quería, pero volveré», promete. La globalización del Ironman de Kona ha masificado una prueba que, pese a todo, no pierde su misticismo.

Conseguir un pase VIP para colgarse su quinta medalla de finisher en Kona pasa este año por África. El vallisoletano quiere hacer la vuelta al mundo en Ironman, al más puro estilo Willy Fog. «Me gustaría ir a un Ironman en cada continente. Esa es mi motivación ahora mismo», desvela Arranz, que viajará en abril al campeonato de África en Sudáfrica. La Nelson Mandela Bay será el escenario en el que intentará conseguir su clasificación para Hawaii. Lo hará compitiendo con un «clima parecido al de Canarias (donde vive actualmente) con un terreno rugoso y hay viento. Es parecido a Tenerife».

El vallisoletano estará en Sudáfrica como en casa. Sin amenaza sobre tierra firme, el peligro llega en las aguas. «El único problema es que allí no se puede nadar hasta el día de la prueba, porque hay tiburones blancos», explica el triatleta, que como el escualo es otra especie de depredador, un cazador de Ironmanes con letras mayúsculas en busca de nuevas presas.

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