La obligada transformación e impulso del mercado laboral
EL MERCADO LABORAL se encuentra inmerso en continuos vaivenes. Subes y baja, como se observa en las estadísticas de cifras de paro y de contratación que se desgranan mes a mes y trimestralmente, si de lo que se habla es de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Datos en los que se evidencia la precaridad, temporalidad y escasa calidad de la mayor parte de contratos que se firman. Una volatilidad, y así se viene reclamando desde estas mismas páginas, contra la que las administraciones deben luchar para corregirla con sus políticas.
Y, dentro de este panorama de empleo tan volátil, una nueva figura comienza a florecer, la del teletrabajo o trabajar desde casa, aunque todavía se trata de unos primeros brotes. Según los últimos datos, y pese a que comienza a ganar peso en la Comunidad, el porcentaje de ocupados que utiliza al menos ocasionalmente esta fórmula para trabajar es aún escaso. Pero pese a todo, Castilla y León es la cuarta Comunidad donde el teletrabajo tiene más fuerza, algo que se ha impulsado sobre todo en el último año, según los datos que acaban de hacerse públicos. Pero es que, y esto sí que es relevante, más de la mitad de los empleos creados en los últimos dos años incluye algún grado de teletrabajo.
Esta nueva fórmula laboral, que ofrecería grandes ventajas a las zonas rurales si recibieran un internet de calidad, viene creciendo, año tras año, pese a un ligero descenso que llevó a pensar que el espacio ganado por el trabajo desde el hogar durante la crisis había sido más una medida de reducción de costes que un síntoma de un cambio organizativo en las empresas. Sobre todo, porque implicaba menos costes de electricidad y teléfono y ahorraba gastos de transportes. Pero desde 2016 volvió a crecer y lo hizo con más fuerza en 2017, lo que permite llegar a la actualidad con la mayor penetración histórica de esta modalidad.
Un panorama, el del teletrabajo, que unido a lo que se está viviendo en el conjunto del mercado laboral, obliga a una reflexión más global de los agentes sociales, la patronal y las administraciones para trabajar en la dirección que venga a llevar a cabo la obligada transformación de un anquilosado mercado laboral, que cada vez parece claro resulta más evidente.
Es necesario que se regule ese teletrabajo, si es que se trata de una medida real que venga a impulsar el empleo en Castilla y León. Y, evidentemente, Castilla y León, las administraciones, tienen que acabar de una vez por todas con esa brecha digital que está aislando a esas zonas rurales que ven que no es que no tengan banda ancha es que están incomunicadas tecnológicamente hablando. Ese también es el reto y sin él difícilmente se transformará el mercado laboral.