Diario de Valladolid

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A MENOS de cinco días para determinar quién será el próximo presidente o presidenta, porque por más que se empeñen algunos retrógrados un presidente y una presidenta son personas distintas que ambas pueden ocupar un mismo cargo, del Partido Popular, la ficticia ‘pax romana’ entre los ‘populares’, que vendían pero que ni ellos mismos se creían, acaba de saltar por los aires. Y no tanto por ese vídeo al estilo Cuéntame, que todo sea dicho de paso está currado y tiene su ingenio, sino porque son muchas las inquinas personales y las cuentas pendientes acumuladas durante años.

Lo que ahora está sucediendo no es más que el reflejo de jugárselo todo en un congreso a la búlgara, en el que los poderes fácticos del partido en cada territorio tratarán de imponer a su candidato o candidata. El problema del PP es que esta guerra de guerrillas en la que están inmersos no ha hecho más que

empezar.

Quien más, quien menos, y Alfonso Fernández Mañueco el primero, se palpan ya la ropa tratando de ver que todavía nadie de los suyos les ha robado la cartera y comprobando que llevan los votos suficientes para que gane el suyo, en el caso de Mañueco y la dirección del PP castellano y leonés, salvo Silvia Clemente, la suya y que nada corra el riesgo de moverse.

El congreso de este fin de semana es sólo un primer paso hacia la guerra civil a la que se encaminan en el PP. Que no se engañe nadie, la unidad de antes era figurada pero se la creían porque gobernaban en prácticamente todas la instituciones, pero la guerra civil interna aún no se ha desatado con toda su virulencia. Esa llegará cuando el vencedor o vencedora, al que no le guste el lenguaje inclusivo que cambie de canal, coloque a los suyos y pase factura a todos aquellos que se le han puesto en contra. Si Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría han sido incapaces tan siquiera de dirigirse la palabra después de esas primarias también ficticias, ¿alguien cree que quien salga triunfante del envite del fin de semana va a integrar a los derrotados? Que nadie olvide que todavía están por nombrar los candidatos y candidatas de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas y, a buen seguro, que aquel

o aquella que se haga con la presidencia del partido tendrá mucho que decir y quién sabe si le gustará lo que hay. Lo dicho, alguno lleva desde que se fue Mariano Rajoy palpándose la ropa.

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