La despoblación exige de medidas innovadoras
EL PROBLEMA DE Castilla y León, aquel que ya nadie no sólo no niega, sino que ni siquiera trata de minimizar o esconder, es el de la despoblación. La pérdida de habitantes año tras año es de tal calibre que se convierte ya en inasumible para una Comunidad que ve como sus pueblos se vacían y ese mundo rural, tan rico y fundamental para esta tierra, se despuebla.
Una situación que, eso sí, no sólo afectan a Castilla y León. Se trata de un problema de país, que exige una política de Estado para la que el Gobierno debe dejar ya de mirar hacia otro lado y ponerse manos a la obra en esa estrategia de lucha contra la despoblación, a la que se comprometió pero que continúa sin llegar.
Pero la dejadez del Gobierno central no puede hacer que Castilla y León se cruce de brazos y mire para otro lado. En la lucha contra la despoblación debe involucrarse toda la sociedad, más allá de partidismos.
Son necesarias políticas y medidas que ayuden a fijar población, sobre todo en esos pueblos a los que no se pueden abandonar a su suerte. Una de estas acciones es la anunciada por el Consejería de Educación y que pasa por mantener las escuelas rurales abiertas con apenas tres alumnos, ahora se necesita un mínimo de cuatro.
Tiene que haber voluntad social y política para que estos centros se mantengan el curso bajo el amparo de esta nueva, valiente y acertada medida. Valiente, porque supone tener que destinar más recursos para dejar o abrir escuelas allí donde hasta ahora no existía el cupo mínimo d alumnado. Y acertada, porque viene a poner el foco donde la sangría poblacional es mayor.
Desde la Confederación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos del ámbito Rural de Castilla y León (Confarcale) califican esta medida de «muy positiva» y «muy importante» porque ayuda a «fijar población», una postura que defiende la confederación y un compromiso de la Junta de Castilla y León, lo que muestra la «sensibilidad» de la Administración.
«De esta forma se mantiene la escuela rural, porque si se cierra una escuela, se cierra el pueblo, o queda destinado a cerrar». Una afirmación que resume bien a a las claras la importancia que la escuela rural tiene a la hora de dar vida a los pueblos.
Eso sí, como bien señalan desde las federación de padres y madres nada de esto se puede hacer si comporta poner en riesgo la calidad de la Educación. Ese pilar, el de la calidad educativa, esta tierra lo tiene como demuestran los diferentes informes y debe mantenerlo y aumentarlo.