Los reyes del barrio

A principios del siglo XX, la gente del campo que emigraba desde las zonas rurales construyó un hogar al otro lado de las vías. La creciente industria ferroviaria acogió bajo su ala a los vecinos de un barrio, Las Delicias, que cogió su nombre de su homónimo madrileño (también habitado por ferroviarios). Un siglo después, como si de un guiño a sus raíces se tratara, comenzó a caminar la incombustible locomotora movida por la pasión del balonmano que, en menos de una década, ha logrado convertirse en un tren de alta velocidad.

Todo camino tiene su primer trozo de vía. La del BM Delicias se instaló en el colegio Pablo Picasso, en el año 2005. Un taller de promoción fue una semilla que creció como las semillas mágicas de Jack en el cuento popular. Lo que comenzó con doce niños se convirtió en un grupo de 20 y después de 30. Un sorprendente efecto dominó que acabó con el nacimiento del club en 2009. «El club nace por necesidad», recuerda su fundador y presidente Joaquín Velasco.

El trabajo, paso a paso, comenzó a demostrar que Delicias era un terreno fértil y un «club sin dinero, sin ayudas (recibe 2.000 euros de subvención) y de barrio» se ha convertido en menos de una década en una de las canteras más importantes de Valladolid. El Balonmano Delicias tiene en sus filas a 220 abanderados repartidos en 20 equipos (14 federados y seis en juegos escolares). Tres benjamines, dos alevines, tres infantiles, dos cadetes, dos juveniles y tres equipos sénior forman el escuadrón más grande de la historia del club, que cuenta con el IES Delicias y Canterac sus dos centros de operaciones.

Uno de los dones que dan valor a la labor de difusión realizada desde el Delicias es el hecho de ser «el único club con equipo masculino y femenino en todas las categorías», como subraya Joaquín Velasco, añadiendo que, a su entender, «el balonmano es de todos, da igual chicos que chicas». Sólo un eslabón se escapa al pleno: el equipo sénior, una pieza que ha salido del puzle del BM Delicias de manera ocasional. Volver a tenerle en nómina es una de las metas que se marca la entidad del barrio vallisoletano.

Los que sí que firman la hoja de presencia todas las semanas son los equipos sénior masculinos. Dos de ellos compiten en la Liga Provincial y otro en la Territorial de Castilla y León. Este último busca devolver a Delicias a la Primera Nacional, categoría en la que ya jugaron hace varias temporadas y a la que se quedaron cerca de volver el pasado año, un curso en el que ganaron el Campeonato de Castilla y León y no pudieron certificar el ascenso en el playoff.

Sea en la categoría que sea, ese equipo es el espejo en el que mirarse para una cantera de 200 jugadores. «El sénior está para que los chavales quieran jugar ahí», entiende el presidente, que manifiesta su fe ciega en los jugadores formados en la base: «Hay que darles confianza. El club es suyo y éste es un club de cantera. Si tengo un equipo de élite quiero que sea con gente de cantera», asegura. Para muestra, el equipo autonómico cuenta con 12 jugadores formados en Canterac, incluidos tres juveniles (Pablo Cristín, Víctor Recio y Alberto Abellán).

El BM Delicias puede presumir de buenas notas tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. Los resultados han sido un fiel compañero de viaje del club desde que en la temporada 2006-2007 los benjamines abrieran camino con la primera Liga Provincial del club del barrio de las Delicias. Desde entonces, han llegado varias ligas locales, dos subcampeonatos de Castilla y León (siempre está entre los cinco mejores clubes de la Comunidad) y ha logrado meter a seis equipos en el sector nacional en los últimos ocho años. Números que hablan por sí solos.

«Que los jugadores mejoren cada día, tengan la edad que tengan» es una de las metas que marca el club desde su directiva, aunque el salto requiera un esfuerzo económico como el que se ha realizado este curso, en el que se ha incluido a los cadetes, juveniles y sénior en la competición Regional: «Nos hemos lanzado este año con todos porque el nivel es más alto y aprenden más. A los chavales les gusta más jugar en Zamora o León que en los colegios de Valladolid. Así aprenden a competir de verdad», asegura Velasco.

Además de la competición regular, los jugadores del BM Delicias tienen la posibilidad de aprender compartiendo pasión con otros chicos y chicas de todos los rincones de España... y del Mundo. Además del tradicional Torneo de Carnavales (que reúne en Valladolid a 500 jugadores) que lleva el sello del club, el Delicias lleva su bandera a Pamplona (participando en el torneo de Anaitasuna), Moaña (Galicia)...llegando incluso a romper las fronteras y a estar representados en Portugal y en Suecia, donde los cadetes disputaron junto a otros 12.000 niños de todo el planeta la Partille Cup en el país escandinavo.