Diario de Valladolid

TENIS

El espejo de Nadal

La Fundación impulsada por el tenista manacorí apuesta en Valladolid por una escuela para personas con discapacidad intelectual y física donde se imparten juego y valores

Adolfo, Leo, Roberto, Marcos, César (entrenador), Alberto y Gabriel posan en las instalaciones de Covaresa.-PABLO REQUEJO

Adolfo, Leo, Roberto, Marcos, César (entrenador), Alberto y Gabriel posan en las instalaciones de Covaresa.-PABLO REQUEJO

Publicado por
J. I. Fernández

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Rafa Nadal es algo más que un deportista. Sus 10 Roland Garros, dos Wimbledon y tres Open de Estados Unidos se quedan en nada cuando se compara con su palmarés como persona. Por encima de los resultados, el tenista manacorí ha creado una forma de vida alejada del orgullo, de la arrogancia y del egoísmo. Es posible identificar en Nadal una serie de valores valiosísimos como deportista y como persona, que se pueden extrapolar más allá del deporte y utilizarlos como directrices en cualquier otro ámbito, tanto personal como profesional.

Una mentalidad que desde hace años intenta poner en marcha a través del proyecto ‘Más que Tenis’ la Fundación Rafa Nadal que en Valladolid trabaja con la Federación regional de tenis y la Federación Polideportiva de Discapacitados de Castilla y León. Desde hace seis años, en las instalaciones de Covaresa, se trabaja con personas con discapacidad mental y física con la intención de que el deporte les sirva de «inserción en la sociedad», apunta César Sacristán, entrenador de la actividad en los últimos seis años.

De esta manera, la tarde de los lunes (de 18 a 20 horas) es especial para Gabriel, Alberto, Marcos, Roberto, Leo y Adolfo. Los seis, del colegio San Juan de Dios y del Centro Asprona, entrenan con la intención de sacar lo mejor de ellos dentro de la pista, pero sin olvidar los valores de Nadal, que siempre están presentes en todos ellos.

Por ejemplo Adolfo representa la sonrisa. El ganador no solo se muestra en las victorias, el verdadero saber estar se muestra cuando hay que felicitar y dar la enhorabuena porque un rival ha ganado. Mientras, Leo es la humildad. Aunque en lo deportivo es el que consigue mejores resultados, sabe que la verdadera esencia del triunfo es el entrenamiento para mejorar los puntos débiles.

Gabriel es la constancia. Como el de Manacor lucha cada punto hasta el último segundo. Sabe que en esta vida no hay que dar nada por perdido hasta el pitido final. En esa constancia reside lo mejor de cada uno. Ser sabedor que lo ha dado todo.

La motivación siempre está en la cabeza de Marcos. En deporte lo importante no es ganar, sino tener siempre presente el amor a la filosofía olímpica, es decir, a participar. El simple hecho de estar en la cancha ya es un premio para ellos.

Roberto es el respeto. Un respeto que demuestra sobre compañeros, entrenadores y en los partidos con los árbitros. De nada sirve el deporte sin emoción. No todo es técnica, también hay que saber emocionarse y sufrir sobre la cancha. Alberto siempre lo intenta en Covaresa.

El objetivo de este proyecto es que que aprendan a jugar al tenis, pero también que salgan con la formación necesaria para afrontar la vida con garantías, ya sea en el deporte o en cualquier otro ámbito. «El entrenamiento es como cualquier otro de tenis, aunque nosotros prestamos gran interés a la coordinación, luego ya viene la técnica», explica Sacristán. En todo el tiempo que lleva con ellos, reconoce que ha comprobado «una evolución tremenda». En el debe comenta que la motivación es su peor enemigo. «En la pista todos somos iguales y el objetivo es el mismo, aunque es cierto que hay que trabajar la motivación porque a veces se desconectan».

La competición también es importante, para poner en marcha todo lo aprendido sobre la pista. Han participado en un torneo internacional en Salou, «quedamos en una posición respetable», apunta el entrenador, y en Palencia. La participación en eventos supone para los jóvenes una excelente oportunidad de avanzar y mejorar tanto aspectos sociales como de desarrollo personal, convirtiéndose así en un motivo de unión entre ellos y una gran satisfacción, tanto para ellos como para sus familiares. Sin duda, Rafa Nadal está orgulloso de ellos.

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